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Veinte generales chilenos del Aire dimiten en Solidaridad con Leigh

Todo el generalato de las Fuerzas Aéreas chilenas, a excepción del desde ayer cuadrunviro de la Junta militar Fernando Mathei, presentó ayer su renuncia a las autoridades militares pocas horas después de que fuera destituido de la comandancia en jefe de este arma y de la Junta militar de Chile el general Gustavo Leigh. En total han sido veinte los generales que han renunciado a sus empleos, en una medida que se interpreta de solidaridad con el general destituido.

Durante todo el día circularon rumores insistentes sobre defecciones en el seno de la Fuerza Aérea, que no se confirmaron plenamente hasta que trascendió el que el general más antiguo en el escalafón del Aire, Javier Lopetegui, hasta ayer agregado aéreo en Washington y ayer mismo propuesto como nueve jefe del Estado Mayor del arma, manifestara telefónicamente su renuncia y sobrevinieran las restantes.Las, renuncias comenzaron tras la destitución de Gustavo Leigh cuando ocho de sus colaboradores más allegados -entre los que se encontraba su hermano Sergio- formularon peticiones de retiro. En este grupo se incluyen, además, de Sergio Leigh, los generales Martínez Lema, Díaz Estrada, Vargas Miquel, López Angulo, Figueroa Gutiérrez, Atala Bercudi y Fornet Fernández. Inmediatamente después de esta renuncia, la Junta militar proveyó para el generalato a otros tantos coroneles caracterizados por su vinculación a Pinochet o por sus discrepancias con el general destituido.

Posteriormente la renuncia se amplió al resto del generalato de la Fuerza Aérea chilena, y no se descarta la incorporación a la renuncia de los coroneles recientemente ascendidos, lo cual pondría en una todavía más difícil posición al general Fernando Mathel, médico militar, desde ayer miembro de la Junta, y al mismo Augusto Pinochet, que desde el principio ha pilotado la destitución de Leigh y la depuración de la Fuerza Aérea.

No resulta posible restar trascendencia política a estas renuncias, aunque se hayan ceñido al ámbito castrense y pese a que en su despedida en el edificio gubernamental el general Leigh manifestara su deseo de abandonar la política. La concordancia del esquema de poder chileno con la estructura y los escalafones militares implica la politización inmediata de cualquier cuestión militar, y más aún ante un tema como el actual, donde la solidaridad de todo el generalato con su destituido comandante en jefe augura una situación de tensión de consecuencias imprevisibles.

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