La Comunidad Económica Europea prorroga las licencias pesqueras españolas
Preparar los mecanismos técnicos y jurídicos para el futuro «sistema monetario europeo» y deliberar sobre la política común en el sector pesquero, fueron los dos grandes temas de los ministros de la CEE, reunidos en Bruselas en consejos de Economía-Finanzas y Pesca, respectivamente.
Como decisión relativa a España, los «nueve» acuerdan prorrogar el actual sistema de licencias pesqueras hasta el próximo 30 de septiembre.A pesar del optimismo de los negociadores pesqueros españoles, en sus múltiples contactos con responsables de la CEE, parece cada vez más improbable que la CEE acceda a concluir un acuerdo marco de pesca con España, mientras no resuelva su propia política común pesquera en el interior de las doscientas millas de aguas comunitarias. La delegación británica sigue oponiendo su veto a tal proyecto, aunque accedió a la concesión para Irlanda de 46 millones de «unidades de cuenta» (4.500 millones de pesetas) y otros diez para Dinamarca (970 millones de pesetas) para compra de equipo de vigilancia, barcos y aviones, de la zona de aguas pesqueras CEE. Los barcos españoles quedan con el mismo número de licencias (121 para pesca de altura) pero con mayores riesgos de multas si pescan en la zona comunitaria sin los permisos legales que, unilateralmente, concede la CEE.
En el sector económico-monetario, los responsables de las finanzas de la CEE, ministros y gobernadores de bancos centra les, siguieron las instrucciones del «Consejo Europeo» de jefes de Estado o de Gobierno de la CEE, del pasado 6 y 7 de este mes en Bremen, centrando su trabajo en la preparación de los reglamento técnicos y jurídicos que deberán permitir, a partir del 1 de enero de 1979, iniciar el funcionamiento del «sistema monetario europeo». Proceso que será dotado de un fondo común de unos 50.000 millones de dólares (unos 400.000 millones de pesetas) a partir de un 20% de aportación en divisas y oro de las actuales reservas na cionales de los países de la CEE Una unidad común monetaria que recibirá el nombre de «ECU», servirá para las opera ciones de transferencias entre bancos centrales y, eventual concesión de préstamos a países de la CEE con dificultacles monetarias. Otras divisas de países europeos incluidas las de los tres países candidatos a la integración al Mercado Común (Grecia, España y Portugal) serán invitadas a asociarse, en una primera fase, al nuevo sistema monetario europeo.
Los ministros de Economía y Finanzas encargan una serie de informes a dos grupos de trabajo (el Comité Monetario de la CEE y el Comité de Gobiernadores de bancos centrales) que serán discutidos en la próxima sesión del Consejo, el 18 de septiembre.
Por otra parte, los ministros siguieron con interés la nueva baja del dólar en sus cotizaciones en las principales plazas financieras europeas y, en particular, en Tokio, donde el dólar superó la barrera de caída de doscientos yens por dólar. La espectacular revaloración del yen (más del 20% respecto a las divisas fuertes europeas, desde primeros de año) es un factor de satisfacción para los medios económicos de la CEE, al representar un incremento de precios para los productos japoneses exportados a la CEE. Temen, sin embargo, que ayude a la baja del dólar, con consecuencias para Europa, al disminuir el precio de los productos norteamericanos importados en la CEE y encarecer las exportaciones hacia Estados Unidos.
Los europeos, con su proyecto de «sistema monetario europeo», embrión de un futuro «Fondo Monetario Europeo» y una moneda común, se preparan a capear el temporal. Existen serias dudas de que lo consigan, a pesar de sus buenas intenciones y de las inmejorables promesas (¿políticas?) fijadas hace una semana en Bonn.
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