El todo y la parte
Dice Martín Villa que en las elecciones del 15 de junio del año pasado, los partidos mayoritarios en Euskadi, el PNV y el PSOE, que ganaron las elecciones, no plantean el problema de la autodeterminación. Sin embargo, la política de orden público que se está haciendo desde Madrid para el País Vasco se atiene al dato de que no es contra una minoría disidente contra la que hay que actuar, sino contra la solidaridad de todo el pueblo vasco. Es decir, que se declara por un lado que la mayoría del pueblo vasco no pide la autodeterminación, pero luego se actúa como si la pidiese.Es cierto, como también dice el, ministro del Interior, que hay que, ir al origen de los problemas del País Vasco y no quedarse en las anécdotas -aunque llame anécdotas a los muertos-. Muy bien, pero ocurre que el origen de los problemas vascos no está desligado de lo que viene ocurriendo en España desde hace muchos años. El movimiento vasco por la libertad no es distinto a la resistencia que otros grupos políticos y sociales han opuesto al régimen de Franco. El origen de todos los problemas vascos está en la lucha contra las dictaduras instaladas en Madrid.
Importa poco que la Constitución que se elabora tenga cierta holgura democrática, si los que van a gobernar a su amparo lo van a seguir haciendo a su aire, que es un aire aprendido en las secretarías generales del Movimiento. Lo que están diciendo a gritos las manifestaciones en las calles humeantes de Euskadi es que la democracia total no será posible hasta que se renuncie a mezclarla cada rato con un poco de fascismo -o un mucho-, como se mezcla el café con la achicoria. «No se puede ser un poco demócrata, como no se puede estar un poco embarazada», le oí decir en una ocasión, refiriéndose a España, a un locutor de la BBC de Londres. Es el Gobierno y en el Parlamento, incluso entre los partidos de la Oposición, hay líderes que parecen conformarse con estar un poco embarazados de democracia.
No avalamos ninguna muerte, porque nadie tiene derecho a matar en nombre de nada. Los muertos siempre tienen razón y su silencio es siempre un reproche. No se puede matar por la espalda ni de frente. Y los que matan por error, será que han nacido también por error. Quiero decir, en resumen, que la violencia de ETA no justifica la violencia indiscriminada contra el pueblo vasco.
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