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Métodos para resolver la contaminación urbana

Los recursos energéticos consumidos en Europa en vehículos automóviles suponen aproximadamente el 20 % del total de energía primaria utilizada. El establecimiento de un nuevo sistema de tracción que mejore estos porcentajes supondría una mejora al problema energético. El vehículo eléctrico presenta las siguientes ventajas: Una mejora del 30 % en el rendimiento de transformación de energía primaria en recorrido urbano, con una reducción del 50 % en el costo por kilómetro recorrido, respecto a los vehículos térmicos convencionales (diesel y gasolina).

Posibilidad de recuperar mediante el frenado parte de la energía cinética acumulada por el vehículo, pudiendo llegar al 20 % mediante el frenado regenerativo.

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Diversificación de la energía primaria utilizada, es decir, posibilidad de utilizar fuentes de energía primaria diferentes del petróleo, de menor costo, como puede ser la energía hidráulica, nuclear, carbón, etcétera.

La utilización del VE puede mejorar la curva de carga del sistema eléctrico general, mediante la posibilidad de separar en el tiempo el período de utilización del de la generación de la electricidad, carga nocturna.

A todas estas razones, que pueden representar el aspecto energético del problema, unimos el que en el vehículo eléctrico las reparaciones y el mantenimiento son casi nulos, como consecuencia principalmente de la no existencia de caja de cambios, ni embrague, y tiene una duración media doble que la del motor térmico, superior a los veinte años.

Indiscutiblemente, uno de los problemas graves del mundo actual, es el problema de la paulatina degradación del ambiente. El medio ambiente está cada día más deteriorado, no sólo por la constante adición al mismo de substancias más o menos volátiles que le enrarecen y, en definitiva, le modifican, sino que también cada día está más contaminado por una forma de energía, el ruido, que casi nunca se considera como agente contaminante.

¿Puede el vehículo eléctrico mejorar el estado actual del medio ambiente? La tracción eléctrica ofrece la eliminación casi total de emisiones gaseosas, una sustancial reducción del consumo del oxígeno y una reducción de los niveles sonoros emitidos, de aproximadamente 25 decibelios.

Para justificar esta afirmación, la tabla número uno resume los datos comparativos sobre cantidad de contaminantes producidos por los vehículos de combustión interna y por los vehículos eléctricos, considerando que la contaminación del VE es la generada en las centrales térmicas, al producir la energía eléctrica a utilizar por el VE. Es fácil pensar que en caso de que la central generadora fuese de cualquier otra naturaleza -hidráulica, neutrones, solares, etcétera- la proporción sería mucho más beneficiosa para el VE.

¿Puede sustituir el VE al vehículo de combustión actual? Hemos visto que el VE es, sin lugar a dudas, el sistema de transporte menos contaminante, y se han dado una serie de ventajas que le hacen aparecer ante nosotros como la solución ideal. Pero, desgraciadamente, también tiene desventajas frente al vehículo de combustión interna. Hoy día estas desventajas son principalmente:

Autonomía Iimitada, con una relación muy estrecha entre velocidad y radio de acción, que impide al VE circular por carreteras y que es igualmente un freno al desarrollo del vehículo eléctrico privado. El VE debe, forzosamente, regresar todos los días al garaje para la recarga.

Este inconveniente es menos sensible en los vehículos componentes de flotas especiales, como pueden ser flotas de reparto o incluso de transporte de pasajeros, que mantienen permanentemente a un equipo de técnicos dedicados a operaciones de control o entretenimiento, con un período de descanso prolongado para los vehículos, precisamente durante la noche, que es el momento más apto para la recarga de baterias.

También cabe pensar que en un futuro esta desventaja podría reducirse considerablemente, mediante una infraestructura constituida por estaciones de servicio de recarga y cambio rápido de baterías, aunque esta solución se encuentra frente a los inconvenientes de los costes, diversidad de tipos de baterías y ausencia total de estándarización de las mismas.

Coste elevado. Hoy en día el coste de un vehículo eléctrico es superior al del vehículo térmico, principalmente porque el VE se produce en muy pequeñas series que encarecen considerablemente el producto. No obstante, hay que tener en cuen a que los costos e explotación son muy inferiores a los de los vehículos térmicos, razón importante para las grandes flotas, pero que mucho nos tememos que al usuario particular no le supondrá, de momento, una compensación suficiente.

De acuerdo con el estudio realizado por un equipo de técnicos franceses, encabezados por M. Duclos y M. Pierrard, se puede estimar que para producir un vehículo eléctrico barato es preciso alcanzar una producción de unas cuatrocientas unidades/día.

La utilización actual del vehículo eléctrico está supeditada a aquellas actividades que se amoldan a los condicionantes siguientes:

-Radio de acción limitado.

-Velocidad limitada.

-Coste elevado de adquisición.

-Recarga lenta de batería.

-Relación carga útil/peso total en carga.

Estos condicionantes observados fríamente, puede parecer que limiten considerablemente la utilización del VE, pero pensando detenidamente nos daremos cuenta de que, frecuentemente, los vehículos térmicos no son utilizados al máximo de sus posibilidades técnicas, en particular en las zonas urbanas, donde numerosos vehículos efectúan diariamente trayectos cortos con carga, limitación de velocidad y posibilidad de autonomía muy similares a los que técnicamente puede desarrollar el VE. Si a esto unimos que los problemas de medio ambiente se acentúan considerablemente en los núcleos urbanos, parece evidente que el campo de utilización privilegiado del VE sea la ciudad y, muy especialmente, en el transporte de mercancías, vehículos de servicio y vehículos de transporte colectivo.

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