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Pesimismo ante los resultados de la "cumbre" de Bremen

Aunque cabe otorgar un margen de sorpresa a la Conferencia del Consejo Europeo en Bremen, domina, sin embargo, la impresión de que esta cumbre de jefes de Gobierno y de ministros de Asuntos Exteriores no va a significar mucho en cuanto a mejorar el panorama económico de la CEE. Los alemanes, «motor» económico del continente, se reservan la actitud que ofrecerán respecto de una cuestión clave: la creación de un «fondo de reserva» europeo, lógicamente a base de marcos fuertes, que sirva de inyección para las economías más deprimidas de la Europa integrada. Según los medios financieros alemanes, las bolsas han comenzado a especular con el fracaso de la Conferencia de Bremen. El marco ha bajadeo en Zurich y el dólar ha caído también, desde semanas de relativa estabilidad, en el mercado de Francfort.

En la víspera de la apertura de la Conferencia, el Consejo de Ministros de Bonn se ha reunido para fijar su posición, una vez más, ante las reclamaciones que se espera hagan públicas los demás países miembros de la CEE. Sin embargo, no ha trascendido información alguna de esta reunión del Gabinete federal, como tampoco de la reunión de dos horas celebrada por el canciller con el presidente de la Comisión Europea, Roy Jenkins, ni de otra de sindicalistas europeos con el propio Schmidt. Los sindicatos alemanes, a su vez, han levantado la voz para respaldar al Partido Socialdemócrata en el sentido de que no es tan urgente una reducción de impuestos como la elaboración de un programa para la creación de más puestos de trabajo. Incluso los ministros liberales han hablado de la necesidad de reducir gravámenes, con lo cual coinciden con la oposición democristiana, y han fijado esta decisión para el período posterior a las cumbres de Bremen y Bonn. De lo que resulte de ellas dependerá lo que se decida de puertas adentro sobre un nuevo régimen fiscal.La RFA no quiere perder en estabilidad de precios a cambio de cimentar las economías desestabilizadas de sus vecinos. Por esta razón, introducir una mejora en las economías individuales de los alemanes significaría fijar previamente unos límites a las exigencias del resto de la CEE. Gran Bretaña, en vísperas electorales, parece poco dispuesta a imponer sacrificios a sus ciudadanos. Los demás países, cada uno por sus razones, parecen compartir esta postura poco abierta a las restricciones. El canciller Schmidt parece mantener su postura de Copenhague (sí al crecimiento económico más acelerado, pero sin fijar cotas, como quieren los demás países).

Con este punto de partida, un fracaso de la Conferencia en relación con el tema clave a tratar no sorprendería a nadie.

Ante la cumbre comunitaria de Bremen, cada bando expresa sus posturas. Los Gobiernos dan prioridad a una «estabilidad monetaria» como paso previo a superar la crisis. Los empresarios europeos, a través de su patronal de la UNICE, quieren, ante todo, reactivación económica. Los sindicatos, a través de la CES, piden el restablecimiento del pleno empleo, en un Mercado Común con seis millones de parados y otros tres millones de «paro oculto», según propia denominación sindical. La combinación de los tres factores, monetario, económico y social, es el «milagro» que deberían realizar hoy aquí los responsables políticos de los nueve Estados del Mercado Común.

La agenda de trabajo

Sin embargo, las soluciones no son simples. A lo sumo la cumbre de Bremen definirá «orientaciones» que, una vez consultadas y coordinadw, con los «otros» grandes del sistema económico occidental (EEUU y Japón), podrían entrar en aplicación progresiva hacia Finales de año.

En el cargado temario de los nueve en Bremen figuran diez puntos concretos, además de las relaciones con Japón y la ayuda a las regiones agrícolas mediterráneas de la CEE (capítulo fundamental para variar la «oposición» de F.cancia e Italia a la ampliación del Mercado Común).

Los diez capítulos específicos del «paquete económico-monetario-social» eje de la presente reunión cumbre, son los siguientes:

- Política económica. Se trata de deliberar sobre el crecimiento mínimo global necesario para activar la economía y absorber el paro. Las previslones de un crecimiento medio del 4,5 % para 1979 se «corregirán» hacia la baja ante las reservas de la República Federal de Alemania, que supedita el orden monetario al crecimiento.

- Política monetaria. Clave de la reunión, tratará de ir hacia una ampliación de la zona de flotación de las monedas de la CEE para hacer frente a las tensiones con el dólar. Hay reservas serias de Gran Bretaña a lo que se considera un proyecto francoalemán.

- Empleo. El Consejo Europeo podría llegar a un compromiso para aprobar medidas destinadas a estimular la creación de puestos de trabajo para los jóvenes de menos de veinticinco años.

- Energía. Los Ojos de la CEE están orientados a lo que hará Estados Un Idos en su futuro programa energético. Hay problemas intracomunitarios para reducir la supercapacl dad de refinado de petróleo entre los nueve.

- Relaciones comerciales internacionales. Se trata de la marcha de las negociaciones multilaterales del GATT, destinadas a reducir los aranceles entre los principales países industrializados.

- Sectores industriales en crisis. El Consejo Europeo verá ciertas propuestas de la Comisión Europea en pro de los sectores de la siderurgia, la construcción naval y el textil comunitario.

- Agricultura mediterránea y, política regional. Pueden formar un solo grupo en las intenciones de la CEE de equilibrar el desarrollo económico entre las regiones «ricas» y las regiones «pobres» de la CEE.

Por último, en dirección a los países en vías de desarrollo, la cumbre de Bremen intentará remover las ideas fundamentales del diálogo Norte-Sur.

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