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Premios Nobel contra la pena de muerte y las centrales nucleares

Veintisiete premios Nobel se han adherido a una propuesta contra el restablecimiento de la pena de muerte en el mundo, y contra la proliferación de centrales nucleares. Con ocasión del vigésimo octavo simposio de premios Nobel y del décimo encuentro internacional de médicos sobre temas sociopolíticos, reuniones ambas que se celebraron en Lindau, República Federal de Alemania, los prohombres de ciencia se han ocupado especialmente de los dos temas reseñados, por considerarlos clave en el momento actual. El congreso ha estado presidido durante la sesión inaugural por el lema Esta sociedad que lleva a la muerte. Según el profesor George Wald, de Estados Unidos, «el científico no puede limitarse a ser espectador, sino que tiene que hacer todo lo que está en su mano para salvaguardar la integridad de la tierra, de la naturaleza, de la vida, del ser humano».Las centrales nucleares, según este Nobel de la Universidad de Cambridge, «se han convertido en una amenaza de proporciones intolerables». Aunque es grande el riesgo de contaminación nuclear, mucho más peligrosa es la «economía del plutonio» y el problema de los desechos nucleares. El potencial de armamento atómico es otro efecto amenazador, tanto que «a la vista del complejo de poder que detentan las industrias militares, los Gobiernos se sienten incapaces de hacer frente con eficacia al problema del desarme».

El Nobel alemán profesor Werner Forssmann se manifestó contra la pena de muerte en todas sus manifestaciones. La reintroducción de esta medida extrema en los países que la abolieron anteriormente, sería absolutamente inoperante, incluso en los casos de terrorismo, porque los activistas otorgarían a sus caídos por la pena capital la aureola de mártires.

Un tema candente en torno al mismo problema de la pena de muerte se suscitó en relación con el controvertido «caso Filbinger, que se encuentra aún sub iudice. Filbinger, jefe del gobierno regional de Baden-Wuertenberg, democristiano, es considerado culpable de haber sentenciado a muerte, una vez finalizada la guerra, a un marinero prófugo. Posteriormente se ha comprobado que por los mismos días fueron arrojados al mar unos veinticinco marineros alemanes que fueron sorprendidos cuando intentaban desertar.

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