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Suárez en Rabat, a la búsqueda del equilibrio perdido

ENVIADO ESPECIAL El presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, llega mañana a Marruecos. El avión presidencial, en el que viajan el ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, y altos funcionarios de la Moncloa y del palacio de Santa Cruz, tomará tierra en Fez a primeras horas del lunes. Momentos más tarde el presidente Suárez conversará con el rey Hassan Il.

Los viajes de Suárez, desde su repentina gira por las capitales de las Comunidades Europeas, son cada vez más fugaces. En éste impera la improvisación, y prueba de ello está en que el orden del día de la visita aún no ha cuajado definitivamente.

Al presidente, da la impresión, no le gusta abandonar la Moncloa, el palacio del consenso, de la reforma política y de UCD. La política exterior parece que le queda algo lejana, quizá porque en ella la técnica del consenso y del pacto no es aplicable, y menos en el norte de Africa, donde las promesas y los pactos son más que frágiles.

De todas maneras, por fin,Suárez llega a Rabat invitado por su colega Ahmed Osman. Con ello la diplomacia de presa marroquí apunta otro tanto en su haber. El rey Hassan II quiso ir a Madrid a visitar «a su hermano el rey Juan Carlos» y fue. El monarca alauita quiso que «su amigo el presidente Suárez» le visitara en Marruecos, y Suárez vino. ¿Para qué?

La prensa del sábado de Marruecos no da muchas precisiones. Tan sólo el diario Al Maghrib incluye en un recuadro la noticia de la visita de Suárez con referencia a la agencia Reuter, y en ella se dice: «De fuente gubernamental autorizada, el futuro de las plazas de Ceuta y Melilla podría ser evocado en las entrevistas.» Sin embargo, parece que esta vez Suárez se negara a abordar el tema.

«Los periodistas siempre buscan resultados concretos a estos viajes», nos dice el embajador de España, Alfonso de la Serna, llegado ayer de Madrid a Rabat y preocupado con la visita y la estancia de los periodistas. «Seguimos conversando sobre los temas de siempre, será una conversación más», añade el embajador, sin dar detalles. Y mucho de verdad hay en ello. Los temas de siempre son, posiblemente: el Sahara las relaciones comerciales y el deseo alauita del túnel bajo el estrecho de Gibraltar, con el que el rey Hassan quiere ligar a Marruecos a la Europa occidental y dar entrada al turismo rodado.

Argel-Rabat-Madrid

También hay temas nuevos: los debates de la OUA sobre Canarias y la crisis política y militar de Africa. A Hassan le gustaría ver a España en la OTAN, y a Marruecos también, si ello fuera posible, y si los «aliados», como se anunció en la conferencia de París sobre Africa, deciden cambiar sus fronteras de competencia atlánticas hacia el continente negro.

Y luego, también, el tema de los celos. El estado de las relaciones del triángulo Argel-Rabat-Madrid. El triángulo que marca el punto de arranque de este viaje y sobre el que el presidente Suárez intenta conseguir el equilibrio momentáneo, previo a la cumbre de Jartum, ya que el consenso continuado parece imposible. Las relaciones comerciales, los trabajos de la asamblea de las Naciones Unidas, el desarrollo de los combates del Sahara y la pesca pueden completar la agenda de los temas en debate. El rey Hassan se quedará en unos, su primer ministro Osman profundizará en otros. Los titulares de Asuntos Exteriores dedicarán su tiempo especialmente a la OUA, que constituye el primer objetivo de la diplomacia española, que en quince días pondrá a prueba su ofensiva africana en la capital sudanesa.

La incógnita en Rabat es saber si Suárez, codiciado por los políticos del área, viajará también a la capital argelina en busca no de una victoria en Jartum pero sí al menos de un honroso empate que permita seguir dialogando a la búsqueda del equilibrio perdido.

Las últimas noticias sobre el viaje de Suárez a Argel señalan el aplazamiento de una entrevista con Bumedian hasta después de la conferencia de Jartum, posiblemente en el próximo mes de agosto, pese al interés español de haber hecho coincidir los viajes a Marruecos y Argel.

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