Soledad compartida
Las obras de Krzystof Zanussi, entre el rigor intelectual y la poesía, suelen llevarnos por caminos poco trillados en los cauces de la habitual cinematografía. Tal sucedía en su Estructura de cristal y, sobre todo, en Iluminación, especial meditación filosófica acerca de la intuición y la razón, la ciencia y los valores existenciales del hombre.En tales filmes, su estilo particular, que participa a la vez de una técnica fría en apariencia y un trasfondo profundamente apasionado, se esforzaba en buscar el auténtico significado de cierto tipo de moral actual frente a una serie de estamentos sociales. En este caso su crítica y análisis se enfrenta a la institución de matrimonio o, por mejor decirlo, a la pareja tal como esa sociedad la ordena y acepta. Y aún va más allá, pues se refiere también a todo tipo de relaciones hombre-mujer, una vez alcanzada la etapa primera y fundamental, cuando una vez consolidada la unión, sedimentada, realizada en sus fines inmediatos, viene la soledad a alzarse entre ambas partes como constante y dolorosa barrera.
Balance matrimonial
Dirección: Krzystof Zanussi. Guión: Krzystof Zanussi. Fotografía: Slawormir Idziak. Música: Wojciech Kilar. Intérpretes: Maja Komorowska, Piotr Fronczewski, Marek Piwowski. Comedia dramática 1976. Local de estreno: Bellas Artes.
Aquella soledad de dos en compañía que cantó nuestro poeta hace un siglo, se hace patente aquí cuando la protagonista busca su libertad, indaga su porvenir lejos del hijo, del marido. Este afán de independencia que en soledad acabará también, mal entendido por sus compañeras, por quienes confunden su afán de darse a los demás con un afán de protagonismo egoísta, constituye en sí el tema del filme, que en sordina va anotando el proceso de tan compleja rebeldía. Cuando la mujer vuelve a casa, una vez fracasado su intento de aventura, la historia toma su verdadera dimensión, enfrentando a los dos protagonistas.
No se trata de una victoria como quiere el autor, tampoco de una derrota en el sentido literal de la palabra. Se trata de una etapa definitiva entre ambos cuyo final no se nos ofrece, pero que, según Zanussi, supone una llamada a la honradez, una actitud sobre todo responsable de sus actos.
Aun sin compartir las ideas del autor sobre su historia, ni sobre la validez de ciertos valores morales, es la suya una película a respetar, incluso en ciertas reacciones no demasiado convincentes. Nos presenta la realidad de un modo un tanto impresionista, haciéndola girar toda en torno a Maja Komorowska, actriz de buen hacer y de variable fotogenia.
Demasiado lineal, en ocasiones cae en la monotonía, riesgo común de ciertos filmes intelectuales. Incluso los diálogos se resienten en ocasiones de ello, reducidos a meros intercambios conceptuales. Los personajes secundarios, también al servicio de la protagonista, aparecen más bien difuminados en un ambiente gris, atenuado y suave que envuelve a todo el filme, empezando por la fotografía.
Babelia
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