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Marruecos: punto de partida / 3

La oposición de la oposicion

La euforia de socialistas y comunistas marroquíes, que afirman que, aunque con limitaciones., existe una coyuntura democrática en Marruecos, no es compartida por un amplio espectro político y laboral representado por la Unión Nacional de Fuerzas Populares (UNFP) que liderea el doctor Abdallah Ibrahim, antiguo primer ministro en el tercer Gobierno de Marruecos independiente.La Unión Marroquí de Trabajadores (UMT), la central sindical ampliamente mayoritaria -de ocho representantes de los trabajadores en el Parlamento, siete son de la UMT- y prácticamente la organización obrera de la UNFP, comparte en gran medida los puntos de vista y el análisis de la actual situación que hace para EL PAIS el doctor Ibrahim, un hombre que, como él mismo precisa, no concede entrevistas.

Las diferencias de la UNFP y la UMT con las demás fuerzas políticas, según las explica su secretario general, se extienden no sólo a la democracia -la UNFP se abstuvo de participar en las pasadas elecciones-, sino al Sahara, las relaciones de Marruecos con Argelia y la evaluación de la coyuntura económica y social.

Para estas fuerzas la democracia no debe ser una simple cuestión de acuerdo entre la oposición y el Gobierno, sino que debe estar espeficada en la Constitución. A pesar de lo que dicen socialistas y comunistas, para la UNFP primero es necesario crear las condiciones objetivas a esa democracia. Existe -explica Ibrahim a EL PAIS- una legislación restrictiva de las libertades públicas. Para él, el decreto que las regula es muy amplio, pero el procedimiento penal y el código militar, que priman sobre este dahir (decreto real), representan una importante restricción.

Más represiva aún, estiman, es la legislación relacionada con el campo, en virtud de la cual el Gobierno puede encarcelar a los acreedores campesinos y a sus fami iares, que responden físicamente de sus deudas. Unas deudas, explican, que resultan totalmente arbitrario determinar.

Abdallah Ibrahim estima que no basta la legislación que permita la constitución de sindicatos,y partidos políticos, sino que además el Estado debe proteger a éstos contra abusos y presiones. «De hecho -dice- la UNFP no ha podido constituir secciones en ciertas áreas rurales porque se encuentra imposibilitada para defenderlas.»

La existencia de numerosos presos políticos, para este sector, desmiente la pretendida reconciliación nacional. Este problema, para ellos, tiene que solucionarse con una amnistía generaly no con medidas arbitrarias. Se trata, dice Abdallah Ibrahim, de cerrar una página del pasado, no de liberar a éste o aquél.

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En cuanto a los estudiantes, es totalmente anormal, de acuerdo con la UNFP, que un país impida a sus estudiantes asociarse. «Los 45.000 estudiantes marroquíes tienen derecho a constituir su propia organización. La UNEM, sin embargo, está prohibida.»

Para la UNFP el problema de la democracia es totalmente independiente ele la cuestión del Sahara. «Las otras fuerzas -dice Ibrahim- convirtieron a la marcha verde en una acción electoral, pero la liberación del Sahara se había impuesto corno causa desde siempre.»

Por otra parte, afirman los unefpistas, las listas electorales de las pasadas elecciones son las mismas de 1960. Lo mejor del país queda fuera de ellas y eso hace que el acta al Parlamento no sea representativo. En las pasadas elecciones, explican, el Ministerio del Interior se comprometió con los partidos a que un 50% de los candidatos fueran elegidos honestamente. «Esto -afirma Ibrahim- para nosotros no es negociable.» Luego, señala, ni siquiera esos porcentajes fueron mantenidos.

El Magreb como solución

En lo que al Sahara respecta, el secretario de la UNFP estima que España endosa una gran responsabilidad. « Cuando yo era primer ministro en 1959 -expresa Ibrahim- intenté iolucionar nuestro contencioso general con España. Sin embargo, en esa época los ministros españoles se ocultaban y no hablaban con claridad. Ni siquiera Franco podía nada contra esto. Cuando sondeamos a España respecto al Sahara, el Gobierno de Madrid lo declaró provincia española. Y eso que entonces no había fósfatos. Hoy todo eso está superado, pero el problema del Sahara no tiene solución si no se soluciona el problema de las fronteras. Todos los países de la zona tienen problemas fronterizos: Argelia y Marruecos, Argelia y Libia, Argelia y Túnez. El contencioso del Sahara de hoy es artificial, aunque, no obstante, muy serio.»

Abdallah Ibrahim estima que Marruecos tiene un dossier inmejorable. «Para la UNFP -dice-, no obstante, ese no es el problema. En nuestros días sólo pueden subsistir los grandes conjuntos. Sólo un gran mercado interior nos permitiría industrializarnos. La situación actual es realmente mala, pesa mucho sobre todas las partes y compromete las posibilidades de desarrollo de Marruecos y de Argelia. Nosotros opinamos, cuando se comenzaron los contactos con todas las partes, que era necesario dialogar con Argelia para evitar que ésta se encontrase en una situación de la que no pudiese dar marcha atrás.»

Estos contactos con Argelia, de hecho, y según explican a EL PAIS los líderes de la UNIT, los sostuvo con el FLN argelino, y a título de secretario de la UNFP, el doctor Ibrahim poco después de la marcha verde y los acuerdos tripartitos de Madrid. «Desgraciadamente -añaden- el Gobierno marroquí entonces no comprendió la iniciativa y la desautorizó. Claro que los argelinos aprovecharon la oportunidad para decir que sí, que reconocían la representatividad de Ibrahim, que entonces pretendía discutir con Argelia los problemas relacionados con la unidad del Magreb.»

Hasta poco antes de esas fechas, y como corroboración de las afirmaciones de reconocimiento de la marroquinidad del Sahara, que Marruecos atribuye al presidente Bumedian durante la cumbre de Rabat de fines de 1974, los representantes de la UMT muestran a EL PAIS un documento final de la reunión sindical magrebina celebrada en febrero de 1975 (participaron Argelia, Marruecos, Túnez y Mauritania) en la cual los trabajadores argelinos representados por el secretario general de su organización sindical, Abdelkader Bennikus, firmaron un documento conjunto que reconocía explícitamente la marroquinidad del Sahara.

Para el secretario de la UNFP, no obstante, lo que cuentan hoy son las intenciones. Sólo el Maghreb a secas, o el Maghreb de los pueblos, como dice Argelia, puede ser una solución. «Lo esencial para llegar a ella, por el momento -agrega Ibrahim-, es no lanzarse a la atomización del territorio. La UNFP -sigue- hizo hace dos años un llamamiento al Polisario para que se integrase en nuestra organización. Ellos escogieron otro camino, pero no es posible que cada vez que en un país existe una oposición, ésta se vaya al extranjero, obtenga armas, y quiera independizarse, porque entonces desaparecerían los Estados de la faz de la Tierra. Yo pienso honestamente que la única posibilidad del Polisario es reintegrarse a Marruecos y asumir una oposición inteligente. Aquel llamamiento es aún válido. La estabilidad será un proceso largo, pero creo que ni Argelia ni Marruecos tienen interés en una confrontación.»

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