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Extremistas católicos y protestantes devuelven el terror al Ulster

Un comunicado del Ejército Republicano Irlandés (IRA) afirmaba a primera hora de la tarde de ayer que el IRA dio muerte al policía William Turbitt, de 42 años, al que la organización extremista había secuestrado en la noche M sábado en el condado «de Armagh, junto a la frontera irlandesa. Un sacerdote católico, secuestrado en represalia por extremistas, protestantes, fue devuelto ayer indemne.

La nueva escalada de violencia en el Ulster coincide con la presencia en la provincia británica de la líder conservadora, Margaret Thatcher. que efectúa una visita electoral de tres días en medio de draconianas medidas de seguridad. La señora Thatcher intenta atraerse al Partido Unionista de Irlanda del Norte como soporte de los conservadores en un nuevo Parlamento teóricamente minoritario. La llegada de Margaret Thatcher a Belfast sólo fue conocida diez minutos antes en el campo militar de aviación donde aterrzó con su comitiva.En la tarde de ayer, seiscientos soldados y trescientos policías buscaban, con la cooperación de las autoridades de Dublín, el cadáver de William Turbit, segundo policía muerto desde el sábado. Su compañero de patrulla pereció en el tiroteo con los provisionales, que se produjo en la carretera de South Armagh, donde les fue tendida la emboscada. Una declaración del IRA afirma que Turbitt fue «interrogado» y que en el automóvil policial se encontraron «vallosos documentos» para la organización.

Por su parte, los extremistas protestantes que secuestraron y liberaron posteriormente al padre Murphy han anunciado una serie de ataques sobre «blancos seleccionados» durante los próximos días. Los Luchadores por la Libertad del UIster, que así se autodenomina este grupo lealista. dijeron que sólo gracias a la intercesión del reverendo lan Paisley, el sacerdote católico fue dejado con vida. Según versiones coincidentes, sin embargo, al padre Murphy, descrito como el «unico sacerdote unionista católico de la provincia», habría sido sólo un pretexto para llamar la atención pública y un toque de atención sobre los próximos movimientos protestantes.

Las dos nuevas muertes, unidas a los continuados atentados, la situación de las cárceles y el informe de Amnesty sobre malos tratos a detenidos, reconducen la situación de la provincia británica a la espiral de violencia estructural que hasta ahora no ha podido ser evitada por Londres a pesar de las declaraciones estadísticas y de la introducción de estrategias de seguridad cada vez más sofisticadas. El diálogo político, entretanto, permanece bloqueado.

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