La información como interpretación de la realidad

Aunque el título de este libro puede ahuyentar la atención del lector, sobre todo si éste es profesional de la información, hemos de apresurarnos a decir que no se refiere exactamente a esa teoría de la objetividad informativa, entendida como asepsia pura y simple, como reflejo exacto de la realidad. Teoría, por otra parte, con raíces en el periodismo del más puro corte liberal, superada hace mucho tiempo.Por el contrario, lo que Antonio Sánchez-Bravo, durante muchos años corresponsal de Radiotelevisión Española en Europa y ahora profesor de Teoría General de la Información en la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense, intenta en este ensayo es un acercamiento filosófico a la naturaleza y funciones de la interpretación en el discurso comunicativo. Pretende de, esa manera establecer las bases de una teoría hermenéutica de la información. «Se trata de elaborar -en propias palabras- una teoría de la interpretación partiendo del hombre como otro, del receptor, en el contexto de la reducción fenomenológica y de la intencionalidad de la conciencia. »

El devenir informativo

Quizá deslumbrados por la opulencia de canales y contenidos de los actuales mass media, los estudiosos de este tema que se han propuesto construir las ciencias de la comunicación no se han adentrado hasta ahora en las posibles raíces filosóficas de lo que es el devenir informativo. Antonio Sánchez-Bravo, sin embargo, inicia un recorrido clásico por el pensamiento de diversos filósofos, sobre los que él va a pretender asentar esta filosofía de la información, que ya no sólo se referirá a la interpretación, sino que también serán fijados los conceptos de retórica y persuasión.Aristóteles, demandado para las ciencias de la comunicación, ya no sólo desde la filosofía, sino también desde la moderna semiótica; Fichte, creador -en opinión del autor del libro- de la primera gran teoría de la comunicación; Husserl, Heidegger, Wingestein, Schramm, Maletzke, Eco y, sobre todo, Paul Ricoeur, son los principales autores sobre los que se asienta la teoría hermenéutica de la comunicación.

El autor del libro llega a la conclusión de que el elemento constitutivo de la comunicación es el otro. No la noticia, ni el medio transmisor, ni siquiera el sujeto comunicador. Por otra parte, la comunicación es un fenómeno que se produce a partir de la información entendida como interpretación. Sólo desde esta perspectiva podrá entenderse la comunicación como proyecto social, político y ético importante.

Esta crítica de Sánchez Bravo a las visiones mecanicistas de la comunicación intenta de alguna manera asentar una nueva base interdisciplinar, filosófica, en el terreno, todavía frágil, de las ciencias de la comunicación en España. Su aportación, parcial desde un punto de vista del método de las ciencias sociales -más consecuentes con la realidad cambiante derivada de la interacción de los grupos sociales-, es, sin embargo, necelaria para la dificil clarificación de la comunicación.