No es serio
No es seno que un proyecto de ley debatido por el procedimiento de urgencia y en tomo al cual se ha centrado una dura polémica política que enfrenta a empresarios y trabajadores permanezca sometida al debate de la correspondiente comisión del Congreso desde hoy hace un mes.Y no es serio, no sólo por los numerosos incidentes que rodean los debates, sino también por la postura dilatoria que al dictado de sus respectivas estrategias mantiene tanto el partido del Gobierno como la Oposición.
Primero fue la movilización obrera del Primero de Mayo lo que impulsó a UCD a solicitar un receso en los debates apenas iniciados éstos. La Oposición no opuso demasiada resistencia, quizá por mantener viva la justificación reivindicativa de la primera celebración en la libertad de dicha festividad, antes de que la exclusión de los trabajadores de la Administración frustrara las esperanzas depositadas en la presencia parlamentaria de las centrales a través de los dirigentes sindicales que ostentan la condición de diputados.
Después fue el encierro de comités de empresa y secciones sindicales en apoyo del texto de la ponencia lo que justificó el aplazamiento instado por los partidos de izquierda, con el fin de hacer coincidir los debates con la presión obrera fuera del Parlamento.
En todas las ocasiones, el argumento oficial para justificar el retraso en la discusión de una ley cuya urgencia reconocen todos -incluso los empresarios que, también desde la presión en la calle, iniciaron la ofensiva contra su contenido-, ha sido la ausencia de taquígrafos. Como se sabe, este estamento, junto con la luz, integran la esencia de los debates parlamentarios y, claro, la falta de cualquiera de ambos elementos podría desvirtuar la esencia misma de la Cámara legislativa.
Finalmente, y a falta de otras intenciones no declaradas, ayer se invocó nuevamente, y esta vez de verdad, la ausencia de taquígrafos para un nuevo aplazamiento de los debates, en esta ocasión sine die. Es decir, hasta que haya taquígrafos libres que puedan recoger con fidelidad la discusión de la ley más importante de las que actualmente debate el Congreso -con exclusión de la Constitución- y sobre la que ocho millones de asalariados tienen centrada su atención. No es serio.
Claro que tampoco es serio que a punto de concluir el estudio de una ley que a nivel popular se conoce como de Acción Sindical, el tema sindical haya constituido labicha ante cuya mención la continua discrepancia entre UCD y AP, de una parte, y la Oposición, de otra (las minorías Catalana y Vasca actúan de comodín, según el tema en debate), se transformaba en enfrentamiento.
Como tampoco lo es que UCD, en un arrebato de celo legislativo, votara ayer contra el Gobierno. Definitivamente, no es serio.
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