Nubarrones para socialistas y centristas
«La sombra de una tremenda abstención -tremenda para un país que está casi estrenando la democracia- pesa más que cualquier otra consideración sobre las elecciones parciales al Senado celebradas ayer en Asturias y Alicante, donde la mitad de los electores se quedaron en casa y ganó dos escaños el Partido Socialista Obrero Español a la vez que perdía un número considerable de votos con relación a las elecciones generales de junio de 1977.Los dos partidos mayoritarios en las Cortes, la Unión de Centro Democrático y el PSOE, sufrieron ayer las consecuencias de esa abstención que tradicional y casi invariablemente afecta al electorado moderado o de derechas, con lo que aparentemente fue UCD la más perjudicada, pero también un sector no desdeñable de los votantes moderados que hace once meses apoyaron al socialismo se abstuvo ayer. En Asturias, el PSOE perdió más de 100.000 votos con relación a las elecciones al Congreso de 1977; UCD, cerca de 90.000. El desencanto de los ciudadanos con una vida política enmarañada, falsa y titubeante se ha reflejado en su actitud ante los dos grandes partidos españoles, que, al estar alejados de los extremos, concitan una menor adhesión incondicional por sectores determinados de la población y, según las circunstancias, pueden lograr un muy amplio respaldo o provocar la indiferencia generalizada. En este caso, los nubarrones que se cernían sobre dos partidos que no acaban de definirse se han confirmado, y la indiferencia ha sido la tónica (sin olvidar el interés de por sí mitigado de una elección al Senado, ente de escaso eco popular).
A su base sólida y firme de militantes y seguidores, para los que el abstencionismo no existe nunca, el Partido Comunista ha añadido esta vez -sobre todo en Asturias- un número relativamente importante de votos arrancados a otros partidos de izquierda, particularmente el socialista. El PCE es el único partido importante que, en términos absolutos, ha progresado desde junio de 1977. Sin embargo, los comunistas saben que pocos votos más pueden esperar de esa mitad del electorado que ayer se mantuvo lejos de las urnas y por ello su avance -de cara a unas elecciones generales en las que vote más del 80 % de los electores inscritos- puede resultar engañoso. El PCE ha erosionado los votos del PSOE, sí; pero más los ha erosionado el absentismo que, por una vez, ha afectado también a un partido de izquierdas, demostrando que buena parte de su electorado es poco politizado y menos incondicional.
En fin de cuentas, Alianza Popular puede considerarse como el partido que, pese a la escasa concurrencia de votantes, mejor operación ha realizado, perdiendo pocos votos (sobre todo en Alicante) en términos absolutos y avanzando notablemente, en porcentaje, en comparación con junio de 1977. Considerando que en las generales (o las municipales) alguna parte de los que ayer se abstuvieron apoyarán a AP, y que sus progresos se han producido en dos provincias dominadas por la izquierda, los aliancistas pueden hoy considerar que la operación ha sido rentable, y que el voto del descontento va dejándose sentir. Y el espectacular de la Comunión Tradicionalista en Asturias se inscribe en el mismo contexto.»
18 mayo
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