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Entrevista:

"Es necesario implantar una concepción moderna de la medicina preventiva"

Pregunta. ¿Cuáles son los problemas sanitarios que le preocupan a usted como ministro de Sanidad y Seguridad Social?Respuesta. Para mí existen los siguientes problemas: la necesidad de una concepción moderna de la medicina preventiva, una nueva ordenación de la asistencia primaria y una inserción de las funciones sanitarias en el mundo rural.

P. Hay un tema mucho más desarrollado en otros países que en el nuestro: la asistencia psíquica y mental a los ciudadanos. Hoy se sabe que buena parte de las enfermedades y síntomas responden a causas psicosomáticas. Sin embargo, la gente llena los ambulatorios y las consultas, multiplicando los chequeos, sin !que nadie les diga que esas enfermedades, que están ocupando el dinero de la Seguridad Social y del contribuyente son, muchísimas veces, de índole psicosomática. ¿Por qué esa falta de asistencia en este campo?

R. Porque falta educación sanitaria en nuestro país. Nuestros compatriotas no han estado informados y no han recibido educación sobre los aspectos sociales de la salud. La misma formación de nuestros profesionales va más por el orden asistencial y especializado que por el preventivo y de cuidados primarios. Prácticamente ha desaparecido el médico de familia, sobre todo en los medios urbanos. La proporción entre médicos generales y especialistas, en estos momentos, es justo la inversa de lo que debiera ser. La ilusión de nuestros estudiantes está más dirigida hacia los centros hospitalarios que hacia la medicina extrahospitalaria.

P. ¿En qué se nota esta falta de educación sanitaria de los españoles?

R. Por ejemplo, con un criterio paternalista de la Seguridad Social, las gentes creen que las medicinas más caras son las mejores, por lo que se ha producido una tremenda desviación del consumo farmacéutico ante lo que ha habido que tomar medidas impopulares, pero imprescindibles para la racionalidad del consumo farmacéutico. Otra muestra: se ha dado muy poca importancia institucional a la sanidad veterinaria, cosa que es fundamental en cualquier país desarrollado por su incidencia, por ejemplo, en el orden de los alimentos.

P. Ha llamado la atención a la opinión pública la campaña que usted ha desencadenado, desde el recién creado Ministerio de Sanidad y Seguridad Social, de cara a informar a los ciudadanos sobre los peligros del alcohol y el tabaco. Infórmenos sobre estas campañas u otras que estén en proyecto, en el campo de la prevención de la salud de los ciudadanos españoles.

R. En el último Consejo de Ministros se acaba de aprobar un paquete de medidas de salud pública que probablemente pase más inadvertido que otras facetas del quehacer público y que, sin embargo, tiene más importancia que otras actividades de la Administración. Por ejemplo, se han reordenado las campañas contra la tuberculosis, enfermedad que vuelve a reaparecer en nuestro país, y la de la lucha antidiabética, que se coordina con las actividades de la Cruz Roja. También se crea, por primera vez en la historia de la Seguridad Social, un servicio social de medicina preventiva que va a coordinar su acción con la del Estado; ahí se sitúa, en el ámbito del Ministerio, la medicina preventiva laboral que va a ser acometida a fondo.

P. ¿Y respecto a esas campañas contra el alcohol y el tabaco?

R. Se ha aprobado por el Consejo de Ministros la presencia del propio Estado en la lucha contra el tabaco y el alcohol, regulando su publicidad, controlándola y limitándola. Antes de las nueve y media de la noche, por ejemplo se prohíbela publicidad de estos productos en televisión, y después de esa hora se prohibe también en algunos programas de gran audiencia que puedan incluir amplios sectores de público infantil. Y en los programas en los que se autoriza la publicidad se duplican las tasas.

Higiene pública y orientación familiar

P. ¿Qué más campañas están en camino, en el orden de la prevención sanitaria?

R. Hay otro paquete de medidas preparadas para vigilar por la higiene pública en comedores, playas, salas de espectáculos, etcétera. Tenemos preparada una serie de reglamentaciones técnico-sanitarias para el desarrollo de las normas del código alimentario. También nos preocupa muchísimo la prevención sanitarias en el orden rural; hay un proyecto responsabilizando al Ministerio de Sanidad y Seguridad Social, conjuntamente con el de Agricultura, de la lucha contra la rabia silvestre, mal que se extiende del norte al sur de Europa a razón de cuarenta kilómetros por año.

P. ¿Y en el orden de la orientación familiar?

R. Tenemos también en marcha dos grandes programas. Uno es precisamente este de Orientación familiar, que consiste en montar los servicios técnico-sanitarios suficientes para que la pareja española tenga absoluta información y pueda decidir sobre su reproducción. El otro gran programa es el de la Prevención de la subnormalidad; se trata de un prograrna derivado de los estudios iniciados por el Real Patronato de Educación Especial que preside la reina Sofía, programa de cuya ejecución se ha responsabilizado la Dirección General de Salud Pública y Sanidad Veterinaria; ya está presupuestado y programado y próximamente se expondrá a la opinión pública.

El nuevo Ministerio

P. Todo ello entra dentro de un proyecto tan complejo como es la creaciónde un Ministerio de Sanidad, de algo que se había deseado durante mucho tiempo, sin conseguirse. ¿Cómo ha empezado la sanidad a ser tema de gobierno, objeto de un departamento ministerial?

R. Yo creo que en España no existía, no existe aún, una mentalidad sobre el concepto social de sanidad. Este Ministerio se ha construido incluyendo en su creación desde la confección de un membrete hasta la búsqueda de edificios, personas, etcétera, pasando por la construcción de un ordertamiento administrativo mínimo capaz de iniciar la congruencia de las acciones, tanto en el orden de la sanidad como en el de la Seguridad Social.

P. ¿Cómo se desarrolla la idea ministerial?

R. Come en tantas otras cosas, ha sido la propia sociedad, sus impulsos, instituciones y sus reivindicaciones quienes están poniendo en el candelero la necesidad de un reconocimiento del derecho público a la salud, incitando a los poderes públicos a una mayor eficacia en el ejercicio de las funciones sanitarias. La explicación es lógica tanto desde una perspectiva jurídica como histórica o sociológica, porque la presencia del Estado en la salud intenta realizarse como consecuencia de un pretendido desarrollo de la ley de Bases de la Sanidad de 1944, desarrollo que nunca llegó a realizarse totalmente y que ha redundado en una situación sociológica en virtud de la cual la mentalidad de las sucesivas Administraciones civiles del Estado han estado insensibles a los problemas de salud.

La Seguridad Social

P. ¿Cómo enjuicia usted, desde una óptica actual, la aparición de la Seguridad Social?

R. Hay un fenómeno original, la apanción, en la década de los años cuarenta, del Seguro Obligatorio de Enfermedad, en virtud del cual aparece la Seguridad Social, órgano responsable de la gestión de una parte muy importante de la salud pública como es la asistencia sanitaria. Se produce entonces un proceso funcional en virtud del cual la medicina preventiva es parte casi principal de la. acción del Estado, y, por otra parte, la Seguridad Social hace fundamentalmente medicina asistencial. La Seguridad Social se dedica a hacer hospitales, pero la medicina que se hace no es la hospitalaria. No se da el concepto de medicina integral propio de las sociedades modernas.

P. ¿No hay algo muy positivo en esa concepción social o estatal de la salud?

R. Sí, lo que está pasando en España es que la salud se concibe como un servicio nacional. como lo es el de la enseñanza o el de las obras públicas. Pero en nuestro país no ha habido una responsabilización real de la salud por parte del Estado, sino una localización troceada de esas responsabilidades en distintos órganos administrativos, institucionales, etcétera, por lo que se produce esa tan acusada crítica de falta de coordinación respecto a las acciones sanitarias.

Un ambicioso proyecto de ley

P. Precisamente, esa desintegración de la atención sanitaria en una constelación de organismos e instituciones, es lo que intenta subsanarse con la creación del Ministerio de Sanidad y Seguridad Social. ¿Cómo piensa usted llevar a cabo esa coordinación del problema sanitario como tema de gobierno?

R. Aquí hay distintas etapas. Una, muy laboriosa, enojosa y de poco relumbre, que es, ni más ni menos, la puesta en funcionamiento de un ministerio. Segundo, una etapa que nos ha consumido varios meses supone la puesta en orden, aprobación y publicación del primer presupuesto de la Seguridad Social aprobado por el Parlamento y todas las medidas inherentes a las llamadas cuentas de la Seguridad Social, en un proceso de clarificación que demandaba la opinión pública. La tercera etapa, llevar a efecto un proceso de ordenación de la gestión institucional de la sanidad y de la Seguridad Social que intenta concretarse en un proyecto de ley en el que se da cumplido acuerdo a los pactos de la Moncloa y se intenta la clarificación de instituciones con la creación de tres grandes organismos donde se integran todos los preexistentes hasta la fecha, el de la Seguridad Social, el de la salud y el de los servicios sociales. Una cuarta etapa, que ha de ser posterior a la Constitución, incluiría tres grandes reformas sustantivas, condicionadas por el pronunciamiento constitucional.

P. Precisamente en el marco de la tercera etapa está el ya filtrado a los medios informativos Proyecto de ley de Gestión y Organización Institucional de Sanidad y Seguridad Social, lo que ha sido considerado una de las más ambiciosas reformas de la legislación española de todos los tiempos, por la envergadura del tema y por la cantidad de organismos implicados. Resúmanos el proyecto.

R. En el proyecto se intentan crear tres grandes organismos: Instituto Nacional de la Seguridad Social, el de la salud y el de los servicios sociales. Se introduce la colaboración en la gestión de la iniciativa privada; se regula el principio de democratización de la Seguridad Social; se crean cuatro servicios sociales en el Instituto (Infancia y Juventud, Grupos Sociales Especiales, Tercera Edad y Minusválidos Físicos y Psíquicos); se suprime el Instituto Nacional de Previsión y el Servicio de Mutualismo Laboral; se suprimen cuatro servicios sociales. El Instituto Español de Emigración, el SEAF-PPO y las universidades laborales serán gestionadas y financiadas por el Estado. Esta es la remodelación más a fondo de tipo orgánico, desde una filosofía congruente, que se ha intentado hacer en la historia social de la sanidad y la Seguridad Social.

P. Un proyecto tan ambicioso compromete a todo un ministerio y al equipo de personas que están al frente del mismo. Es de suponer también que serán muchos los obstáculos y dificultades. ¿Cómo ve el momento actual de este ministerio, existente por primera vez en los Gobiernos españoles?

R. También el Ministerio de Sanidad y Seguridad Social vive una etapa constituyente. Se intenta una reforma desde los instrumentos existentes. Son lógicas las impaciencias y las demandas sociales, pero este es un año muy duro económicamente en el que la aportación y sacrificios de la Seguridad Social a la economía general sitúa a aquélla en unas coordenadas de falta de recursos y de obligada austeridad que no posibilita ningún triunfalismo o tipo de paternalismo alguno, vicios tan tradicionales en estas instituciones.

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