_
_
_
_

Dos españoles, condenados a la pena capital en Argelia

La pena de muerte a la que fue condenado el domingo, por el Tribunal de Seguridad del Estado argelino, el español Juan Antonio Alfonso González, convicto de intento de asesinato contra el líder separatista canario Antonio Cubillo, podría ser conmutada por reclusión perpetua si se aceptara la tesis del atentado político, según noticias procedentes de Argel.

Los abogados defensores de los dos encartados en el proceso celebrado en la localidad de Medea, a ochenta kilómetros de Argel, el citado Alfonso González, de 32 años y presunto miembro del FRAP, y José Luis Cortés Rodríguez, de veinte, señalaron que éstos habían actuado por motivaciones políticas, convencidos de que Cubillo trabajaba a las órdenes de la Agencia de Inteligencia Norteamericana (CIA). El presunto instigador del atentado, José Luis Espinosa, alias Alfredo y Gustavo, fue condenado también, en rebeldía, a la pena capital.No obstante, el despliegue publicitario hecho por las autoridades argelinas, que presentan el caso como una «prueba flagrante» de violación de su soberanía territorial, los enviados de prensa que cubrieron el proceso sacaron la conclusión de que éste no aportó ningún elemento nuevo a los ya conocidos del «caso Cubillo», ni descifró el enigma sobre la personalidad del instigador principal, a quien en ocasiones se ha presentado como amigo íntimo del dirigente del MPAIAC y, en otras, como miembro de algún servicio de seguridad ligado con Madrid. Por su parte, los GRAPO afirmaron ayer, a través de un comunicado entregado a un vespertino de la capital española, que conocían el carácter de «agente argelino» de Espinosa, estimándose víctimas de una intriga criminal, «en la que, indudablemente, las autoridades argelinas tienen algo que ver», e invitando a las autoridades argelinas a «sacar justas conclusiones de esta experiencia».

El fiscal argelino había presentado a González como un criminal a sueldo que aceptó la oferta de un millón de pesetas para eliminar a Cubillo, términos que el propio encartado refutaría señalando que sus primeras declaraciones le habían sido arrancadas bajo tortura. «González es un soldado -diría el defensor de oficio- que vino a Argelia a cumplir una orden de matar, emanada del FRAP, contra la que no tenía capacidad de apelación.»

Los medios informativos argelinos han tratado con sorprendente cautela la figura del misterioso Gustavo, haciendo absoluta abstracción de sus vinculaciones con el Frente de Liberación Nacional argelino y otras organizaciones oficiales argelinas. La persistencia de un gran número de puntos oscuros sobre el citado personaje ha contribuido a la confusión que rodeó el proceso, a lo que hay que añadir que todas las deliberaciones tuvieron lugar en árabe, que dos intérpretes convertían en español al oído de los reos. El presidente del Tribunal, Ahmed Mejuda, llegó incluso a recriminar en un determinado momento a uno de los abogados defensores por el uso parcial del francés en algunos de los párrafos de su intervención.

De la manera en que se han presentado los hechos en la prensa oficial argelina, y la forma en que tuvo lugar la audiencia, se desprende con claridad que la mayor preocupación de Argelina es consolidar internacionalmente la tesis de una intervención directa española en el atentado, con el propósito de defender el reconocimiento del MPAIAC por la conferencia de jefes de Estado y Gobierno de la Organización de la Unidad Africana (OUA), que debe celebrarse en julio próximo.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_