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Brejnev propone acabar con la producción de nuevas bombas atómicas y convencionales

Leónidas Brejnev, en un discurso de mayor importancia política propuso ayer «el cese de la producción de las armas nucleares, el cese de la producción y la prohibición de las demás armas de exterminio masivo, el cese de la fabricación de nuevas armas convencionales de gran fuerza destructiva y la renuncia a la ampliación de los ejércitos y el aumento de las armas convencionales de las potencias del Consejo de Seguridad y países ligados a ellas por convenios militares.

Brejnev, jefe del Estado de la URSS, realizó también un llamamiento a todos los países para conseguir «la coexistencia pacífica y la distención internacional», en una amplia intervención en el Kremlin, durante la inauguración del XVIII Congreso del Konsomol leninista (organización juvenil comunista de la URSS).Se refirió, en primer lugar, el secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) a la necesidad de la distensión, que, en estos momentos, es en Europa y en las relaciones soviético-norteamericanas, «una favorable realidad». Indicó que, en la reciente visita del secretario de Estado norteamericano, Cyrus Vance, se ha logrado avanzar para la preparación del acuerdo sobre limitación de los armamentos estratégicos (SALT). «Y es de esperar -añadió-, la terminación de un acuerdo que tenga en cuenta de forma justa los intereses de la seguridad de ambas potencias.» Señaló, después, el progreso realizado últimamente para lograr la conclusión de un tratado sobre la prohibición general y completa de las pruebas nucleares, cuyas conversaciones llevan a cabo la URSS, Estados Unidos e Inglaterra.

En relación con la bomba de neutrones, tuvo en cuenta la declaración del presidente Carter, que ha aplazado la decisión para producir el arma neutrónica, y puntualizó: «Sin embargo, este aplazamiento no elimina el problema y puedo comunicar que, teniendo en cuenta la declaración del presidente, nosotros tampoco comenzaremos a producir el arma neutrónica, si esto no lo hace Estados Unidos. En adelante todo dependerá de Washington.» Con el fin de disminuir la amenaza de una guerra nuclear, Brejnev recordó que la URSS ha asumido el compromiso de no propiciar la incorporación de los países latinoamericanos a las armas nucleares. En este sentido, como demostración de los esfuerzos que realiza la Unión Soviética por la paz mundial, comunicó su próximo viaje, el 4 de mayo próximo, a la República Federal de Alemania.

Después de este primer balance, positivo y optimista, el líder soviético utilizó duras palabras para referirse a «los enemigos de la distensión y del desarme en los países de la OTAN, todos esos generales politicastros y políticos belicistas, que han desplegado una campaña propagandística respecto a la supuesta superioridad militar de los países del Pacto de Varsovia sobre el bloque de la OTAN en Europa, acerca de no se sabe cuáles propósitos agresivos en Europa, adjudicados a la Unión Soviltica.»

Afirmó que el único deseo de la URSS es «que jamás se altere la paz en Europa» y añadió: «Nosotros, hace mucho que no incrementamos nuestras fuerzas armadas en el centro de Europa y no tenemos el propósito de aumentarlas en lo sucesivo ni con un solo soldado, ni con un solo tanque.»

Negó rotundamente las acusaciones de «la propaganda imperialista» sobre la ingerencia de la Unión Soviética y otros países socialistas en los asuntos internos de «los países liberados de la opresión colonial» y afirmó, que mientras la URSS se pronuncia invariablemente por el respeto a la soberanía de estos Estados y por la inviolabilidad de sus fronteras, «las potencias imperialistas se inmiscuyen en los asuntos de estados independientes. Esta injerencia -explicó- conduce al atropello de los derechos humanos. Y esto sucede en la vida interna de los estados correspondientes, como por ejemplo en Chile o en forma de agresión externa abierta, como las descaradas acciones de los gobernantes israelíes». Y añadió que, merced a la solidaridad de las fuerzas progresistas se ha logrado frustrar los intentos del imperialismo de derrocar el poder popular en Angola y desmembrar a la Etiopía revolucionaria.

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