Inesperada reunión occidental a alto nivel sobre Namibia
Una inesperada y urgente reunión de alto nivel sobre Namibia ha concluido en Londres sin que se haya filtrado al exterior lo acordado en ella. Aprovechando el regreso de Cyrus Vance desde Moscú a Washington, los ministros de Asuntos Exteriores de las cinco potencias occidentales que median entre el Gobierno de Pretoria y el movimiento guerrillero SWAPO (Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Francia y Canadá) se han dado cita en la capital británica para discutir su posición común en la sesión especial que sobre el territorio africano ha comenzado en las Naciones Unidas.
Formando parte de la actividad diplomática desplegada en lo que se considera una semana decisiva para el futuro de Namibia, el Gobierno surafricano se reúne hoy en una sesión especial para discutir las propuestas occidentales encaminadas a independizar pacíficamente el territorio este mismo año. Por su parte, el comité central de la Organización Popular del Suroeste Africano (SWAPO), que lleva el peso de la lucha guerrillera contra el régimen racista de John Vorster, ha debatido el domingo su estrategia inmediata en la capital tanzana.Desde que hace casi tres semanas las potencias occidentales hicieran públicas sus propuestas para una transición pacífica hacia la independencia, la cuestión de Namibia -cada vez más ligada en su desarrollo y previsible desenlace a la de Rodesia- ha sufrido una intensa aceleración política. Sus expresiones más recientes son las conversaciones de Johannesburgo entre los ministros de Asuntos Exteriores de Estados Unidos y Gran Bretaña y su colega surafricano y la entrevista que el señor Vance mantuvo con Sam Mujoma, presidente de la SWAPO, en Dar-es-Salam.
La ocupación de Namibia por Suráfrica, declarada ilegal por las Naciones Unidas, finalizaría según los planes occidentales, a través de un proceso controlado por tropas de la ONU, y cuyas notas más importantes son un alto el fuego, la presencia de un representante especial de las naciones unidas, la retirada del territorio de las fuerzas surafricanas y guerrilleras y la celebración de elecciones destinadas a dar el poder a la mayoría negra.
Namibia está poblada por un millón de personas, de las cuales sólo 100.000 son blancas. El territorio, vez y media la superficie española, es un paraíso minero explotado por Suráfrica y las multinacionales norteamericanas y europeas con sede en este país. Además de la mina de uranio de Rossing -una de las más importantes del mundo y de la que se abastece sustancialmente Gran Bretaña-, el territorio es rico en diamantes, cinc, cobre, plomo, estaño y vanadio, minerales algunos de importancia.
Las dos cuestiones fundamentales que impiden un acuerdo entre el Gobierno surafricano y el movimiento de liberación de Namibia son el proceso de alto el fuego y el status de Walvis Bay, el único puerto importante del territorio. Pretoria ha manifestado estar dispuesta a reducir hasta 1.500 sus 20.000 soldados en Namibia, y a confinarlos en cuarteles vigilados por las fuerzas de pacificación de la ONU, pero se niega a situarlos en el Sur, como quiere la SWAPO, alegando que ello dejaría indefensa la frontera con Angola, desde donde se producen las mayores incursiones guerrilleras.
El puerto de la bahía de Walvis es el único de aguas profundas que existe en el territorio. Su soberanía no es negociable, según Pretoria, pero para la SWAPO es parte integrante de Namibia.
Tanto el Gobierno surafricano como la guerrilla parecen ahora divididos sobre la conveniencia o no de aceptar las propuestas occidentales. Pretoria ya no puede ganar más tiempo a costa de Namibia, y un «arreglo interno» al modo rodesiano o la convocatoria unilateral de elecciones tendrían a estas alturas unos efectos internacionales desastrosos sobre el régimen de Vorster.
En la SWAPO se enfrentan las tendencias «dura», del presidente Mujorna, y la negociadora, de la rama que permanece en el interior del territorio. Los Estados africanos de la «línea del frente», que también apoyan a las guerrillas rodesianas, favorecerían una solución de compromiso, e informaciones no desmentidas llegadas a Londres aseguran que Angola, base principal del movimiento de liberación nacional, estaría presionando a Mujorna para llegar a un arreglo negociado en Namibia.
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