José María Guelbenzu: "Escribo sobre las relaciones personales que es lo único que me interesa"
La noche en casa es la última novela publicada por José María Guelbenzu, un escritor tímido y un valor firme de la narrativa española. Con ésta cumple cuatro, que han aparecido desde 1968, y hay en ellas rigor, belleza y un deseo de buscar el lenguaje ajustado a una situación política, personal y cultural cambiante, en crisis permanente.
Aquí, en La noche en casa, cuenta la historia de un joven, cotidiano, introvertido, y su encuentro con un viejo amor. «Trata de lo único que me interesa -dijo José María Guelbenzu a EL PAIS- las relaciones personales. Lo único que, al cambiar, podría cambiarlo todo.»La novela cuenta, según José María Guelbenzu: «Ese momento en que dos personas que se quieren, no consigue llevar adelante juntas su vida. Lo demás, la vida clandestina del personaje, y la tensión de su búsqueda de cierta persona, la presencia de la represión y todo lo demás es anécdota.»
La novela está escrita desde la perspectiva del personaje, y para mí son los mejores esos momentos en que la reflexión prima sobre el diálogo o sobre la narración. Se trata de una perspectiva masculina: «Y sería distinta la historia si fuera una mujer. Vosotras plantáis la cara en este tipo de problemas, de soledad, de amor. El tío, en cambio, busca argumentos para quedarse en su situación. Eso es lo que cuento.»
De su trayectoria literaria dice Guelbenzu: «Cuando empecé a escribir creo que descargue el cabreo considerable que me producía un panorama desolador. Había una novela, roma, chata, aburrida, sin ningún humor y sin imaginación. El mercurio fue el descargo de ese cabreo, contra esos escritores lineales, aburridos. Curiosamente, el trato con las personas me ha ido revelando la existencia de gente muy culta, llena de ideas y sensible. De su literatura he aprendido poco, con excepciones; de su conversación, en cambio, he aprendido mucho: Caballero Bonald; Juan Hortelano por ejemplo, son maravillosos amigos que me han enseñado muchas cosas. Juan Benet fue distinto, igual porque cuando lo leí ya había soltado mi agresividad. Creo que hay que leer Volverás a región.»
«Esta última novela es mucho más lineal. En general, puedo decir que yo trato de que en lugar de que sea un argumento el que cuente la novela, quiero que cuente una idea. Estamos en la crisis de la novela y todo el mundo lo sabe. No quiere decir la crisis de la escritura, pero, por ejemplo, los jóvenes filósofos se han literaturizado, sus ideas cuentan una historia y su lenguaje, sobre todo, se ha separado del viejo lenguaje filosófico. No digo que se acerque a la novela, pero si que escriben con un lenguaje muy creativo. Yo estoy convencido de que lo que se ha venido considerando como novela ya no tiene razón de ser, porque hay otros medios.»
De sus orígenes dice Guelbenzu: «Debo a Chesterton el haber empezado a escribir: es el que da más por el mismo precio. Beckett es mi maestro, no porque pueda escribir con él, o porque prefiera sus cosas: su estilo da para cinco novelas, y ya las ha escrito él, pero deja detrás una magma de maestro que habla de la vida. Yo intento encontrar las equivalencias para mi mundo y para esta época maldita. Cortázar y Joyce me meten y me sacan de quicio ... » Y como siempre, detrás de un escritor hay una historia más o menos infeliz, Guelbenzu cuenta la suya: «Creo que la escritura ha sido mi manera de enfrentar la lucha por la vida. En el colegio, supongo, en la primera pubertad, cuando descubrí que había que pelear, y que por el lado físico no tenía grandes cosas que hacer, empecé a desarrollar la cabeza... No era el maravilloso estudiante, creo que fui siempre ese chico listo pero vago. El rechazo de todo aquel mundo, y particularmente de los más brutos y también de los más empollones era ya la literatura. También hay aquel día que entré en mi casa con un Unamuno, o quizá un Baroja, prohibido, para leerlo por la noche, y lo tragué con la conciencia de que mientras lo leía pecaba mortalmente.
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