Bretón y Del Campo por el Cuadeto Pro-Arte
Un tópico puede ser una verdad simplificada. También, un supuesto (una mentira), que a fuer de repetida adquiere consideración de verdad. Este es el caso de la célebre ausencia de cuartetos españoles. Si con tan ligera afirmación se quiere decir que no tuvimos un Haydn un Mozart, un Beethoven, un Brahms o un Bartok, estamos de acuerdo. Si lo que se intenta, por simple pereza, es negar a los músicos de España, desde Manuel Canales a nuestros días, la capacidad para escribir cuartetos de evidente calidad, el desacuerdo es inmediato y la necesidad de volver a escribir la historia se impone.Pensemos en Bretón y Chapí, estimados tan sólo como autores líricos. Sin embargo, los cuartetos de ambos merecen un lugar en el repertorio tanto como en la historia. Están bien pensados y escritos: son amenos y atractivos en su academicismo suavizado por un españolismo de carácter, que no de cita popular. Para los excelentes instrumentistas franceses que forman el Cuarteto Pro-Arte, la obra de Bretón ha supuesto una grata sorpresa. No se limitarán a interpretarla en España. sino que, muy pronto. la harán escuchar en su país.
¡Qué decir del caso de don Conrado del Campo! Autor de trece cuartetos escritos entre 1904 (Cuarteto Oriental) y 1952 (Cuarteto en Re Mayor). apenas se interpreta, de cuando en cuando, el denominado «Caprichos románticos». inspirado en Bécquer. Con menor asiduidad Figura en los programas el cuarteto «Carlos III» (1949). Y pare usted de contar.
Es cierto que la falta de ediciones y la misma manera de ser del maestro, más dado a la creación de nuevas obras que a la divulgación de las escritas, dificultan las ejecuciones. Sería el mejor homenaje por parte de la Administración. en este año centenario del nacimiento de don Conrado, empeñarse en la impresión de unas cuantas partituras de quien fue maestro de generaciones y, por otra parte significa en contexto de la música española del siglo XX una línea estética distinta.
El Cuarteto Pro-Arte (formado por los violinistas Serge Blanc y Jean Estournet. el viola Jean Phllippe Vasseur y el «cellista» Michel Strauss) ha desentrañado para «Los lunes de RNE» el primero y amplio movimiento del Cuarteto en mi menor, que fuera Premio Nacional en 1911. Se trata de un cuarto de hora de excelente música que acepta la herencia ideológica que va de Beethoven y Schumann a Ricardo Strauss. De magistral escritura, amplio aliento, pensamiento «puro y elevado» (como gustaba decir don Conrado), hermosa trabazón contrapuntística, cromatismo en función de la intención expresiva y desarrollo en algo cíclico, aunque alejado de Franck. el Presto precedido de un Moderato nos lleva a un lenguaje asimilado y casi expresionista no lejano de la «Noche transfigurada». Cuando pienso en la veneración que los países nórdicos sienten por Rosenberg. me duelo más de la indiferencia nuestra hacia Conrado del Campo, gran músico y gran humanidad. idealista apasionado y auténtico, creador nato porque precisaba de la continuidad composicional como del aire para respirar.
El concierto del Cuarteto Pro-Arte, tan refinado de técnica camerística, tan excelente de cohesión, tan vivamente humano en su expresividad, abrió para RNE, las audiciones centenarias. Junto al maestro español situó los pentagramas de Bretón y la milagrosa perfección del cuasi hispano Maurice Ravel. Todo discurrió por los caminos del buen hacer a partir de una voluntad interpretativa tendente a explicar las obras, a poner en claro las propuestas de los compositores. Sin mayores retóricas, hay que escribir la verdad: el Pro-Arte de París, con sólo tres años de existencia, es un gran cuarteto.
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