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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

España, en lugar del miedo

Aquel gran político y pensador del laborismo británico A. Bevan escribió un lúcido ensayo con el título El lugar del miedo.

Sostenía Bevan que un régimen totalitario sólo puede mantenerse y desarrollarse llenando ese espacio que existe en toda sociedad y que él denominaba el lugar del miedo. Una comunidad de hombres oprimida, sojuzgada, presenta un hueco, un flanco descubierto, que es ocupado por el terror. Desde ese momento el cuerpo social queda al arbitrio del poder absoluto, omnímodo y despótico que impone su voluntad por la violencia.

El terror ha creado el miedo. Una vez que se hafabricado ese lugar no hay más que ocuparlo y desde él ejercer el terrorismo del Estado cruelmente, sanguinariamente.

La España del miedo

Juan Antonio Pérez Mateos. Plaza & Janés. Barcelona, 1978.

La sociedad habrá dejado de existir. Sobrevivirán, por supuesto, grupos sociales; pero inconexos, sometidos, sin esencias fundamentales que les distingan o caractericen. No es que se produzca un ocaso de las ideologías. Es simplemente que han fenecido las ideologías. La única aspiración humana primaria e instintiva es subsistir.

Y se da el caso que el lugar del miedo lo vemos ocupado en la historia por minorías de distinto signo y de muy variado matiz. No es un problema de colores políticos, sino de raíces psicológicas. En una sociedad en que pueda utilizarse el lugar del miedo es inevitable que la vida se convierta en una maraña infrahumana en que las facultades del hombre queden reducidas a la existencia salvaje de los animales.

Pero, ¿por qué? Escribía Unamuno que no hay que decir tanto homo homini lupus, el hombre es un lobo para el hombre, cuanto homo homini agnus, el hombre es un corde ro para el hombre. No fue el tirano el que hizo el esclavo, sino a la inversa. Fue uno que se ofreció a llevar a cuestas a su hermano, y no éste quien le obligó a que le llevara. Porque la esencia del hombre es la pereza, y con ella el horror a la responsabilidad.

Muchas y profundas reflexiones provoca la lectura de esta obra de Juan Antonio Pérez Mateos sobrelos escondidos. durante la dictadura franquista. Cada caso es merecedor de un amplio relato. Como anillo al dedo estas historias reales, auténticas, veraces, pueden fundirse en novelas históricas o novelas de testimonio que nos muestren la honda rotura producida en el cuerpo nacional, ofreciéndonos una realidad histórica mucho más ,rigurosa que la narración historiográfica propiamente dicha.

Para estos hombres -escribe Pérez Mateos- no había ni la aduana de unos rayos de sol ni el consuelo de unas gotas de lluvia. Su único horizonte, su exilio voluntario y obligado lo configuraban una especie de túneles horadados en el tiempo y en la tierra. Ellos bautizaban una España underground, donde el silencio ahogaba toda voz; era la España de los escondidos, los hombres que cavaron su propia fosa, por miedo, simplemente.

Hay que subrayar, porque es de justicia hacerlo, que estos exhombres que salieron de las tinieblas, que resucitaron de su no-vida, eran víctimas inocentes del terror desencadenado; seres humildes y sencillos que fueron atrapados en el trágico conflicto bélico de las pasiones inconfesables.

Papini, en el juicio universal, los hubiese puesto en el coro de los aterrorizados.

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