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Argentinos residentes en España piden garantías de seguridad

Organizaciones políticas, entidades civiles y personalidades políticas argentinas han solicitado recientemente a los principales partidos españoles que exijan a la embajada argentina en Madrid garantías de seguridad para los nacionales que residen en nuestro país.

Esta petición cobra especial atención a pocas semanas del descubrimiento de una amplia operación de los servicios de inoperación de los servicios de inteligencia de la Junta, proyectada para aniquilar en territorio mexicano a los principales líderes del partido y del Movimiento de los Montoneros. Este plan, calibrado en sus más nimios detalles, fracasó cuando Tulio Valenzuela, oficial mayor del ejército montonero, cuya mujer, embarazada de seis meses, y un hijo de corta edad permanecían en Argentina, denunció en una rueda de prensa, en la capital federal de México, la operación exterior del régimen de Videla.

El relato de Valenzuela

A principios de enero de este año, Tulio Valenzuela, en situación de clandestinidad, fue detenido en la ciudad de Rosario, donde habita con su compañera, embarazada de seis meses y madre de un niño de año y medio de edad y de nombre Sebastián. La pareja fue apresada e inmediatamente trasladada a una finca amplia de las afueras, sede de la dirección del Servicio de Inteligencia del Segundo Cuerpo de Ejército.El general Galtieri, que regenta este servicio, trata de militar a militar a Valenzuela y le dibuja los rasgos principales de una operación de envergadura consistente en que el dirigente montonero apresado, al que conocen perfectamente, les conduzca hasta la cúspide de la organización montonera, residente en el exterior, mediante el aprovechamiento de una reunión muy importante que va a celebrarse en la ciudad de México, con la asistencia de gran parte de los líderes, Obregón, Firmenich, Bidegaín y otros.

Valenzuela, detenido ya en dos ocasiones, 1972 y 1975, torturado y vejado por la policía política entonces, se negó rotundamente a confesar un solo dato comprometedor para su organización en aquellas ocasiones. Sin embargo, en esta ocasión, Valenzuela calibra detenidamente la oferta del general Galtieri. De su reflexión depende la vida de su hijo Sebastián y de su compañera, Raquel Negro.

Tulio Valenzuela, según su propio testimonio, habla detenidamente con su mujer y deciden poner en marcha una contraoperación de igual envergadura, sobre la base de aceptar las proposiciones iniciales, recorrer el itinerario trazado por los servicios de información de la Junta Militar y, en un momento propicio, desenmascarar todo el intrincado y sinuoso curso de este plan.

Tras una serie intrincada de pasos previos, donde Tulio Valenzuela narró los pormenores de la infraestructura de apoyo abierto a los servicios de inteligencia argentina en países como Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia y Guatemala, el oficial mayor montonero llega a México, acompañado por otro montonero, en este caso colaborador de los servicios de inteligencia.

Mediante un golpe de suerte, Tulio Valenzuela desenmascara toda la operación, ofrece nombres verdaderos y supuestos de los agentes incluidos en el plan, domicilios y direcciones de los servicios y personas que han intervenido en el montaje de la maniobra, ahora fracasada. Denuncia al propio Galtieri, al general Videla y otros destacados dirigentes del ejército y de la política argentina, que mantienen a su esposa e hijo como rehenes.

Todo sale al descubierto. En la capital mexicana son detectados los miembros del comando acompañante de Valenzuela y, mientras unos son expulsados inmediatamente del país, otros lo abandonan de modo precipitado.

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