Varias personas, amenazadas por ETA, abandonan Irún

Las amenazas de ETA de ejercer la violencia contra varias personas que habitan en la localidad guipuzcoana de Irún, las cuales serían «juzgadas con todo rigor», ha provocado la huida de varios funcionarios del Ayuntamiento, antiguos alcaldes y concejales, algunos industriales y varios miembros de la Guardia de Franco.

Entre los empleados municipales que han abandonado la localidad se encuentran el secretario accidental, Enrique Andía; el secretario general, Francisco Chorot; el inspector jefe de Policía Municipal, José Luis Ornilla, y el interventor de fondos, Javier Tross.También han decidido ausentarse de Irún los ex alcaldes Federico Bergareche, Antonio Tejedor y Eduardo Auzmendi y el director de la empresa concesionaria Aguas del Norte, cuyas instalaciones fueron hace poco tiempo objeto de un atentado.

Algunas de las personas mencionadas abandonaron Irún hace ya casi dos meses, cuando ETA hizo circular una primera lista de doce nombres sobre los que vertía amenazas. Una segunda lista negra, esta vez con once nombres, fue colocada el 12 de febrero en el tablón de anuncios de la aduana.

Secuestro en Guipúzcoa

Por otra parte, el martes, a primeras horas de la tarde, se produjo un nuevo secuestro en Guipúzcoa. En esta ocasión la violencia fue ejercida contra la persona de Francisco Javier Urbistondo, quien fue amenazado por tres individuos, dos de ellos armados con pistolas, cuando circulaba en su coche por la localidad guipuzcoana de Tolosa, situada a veinticinco kilómetros de San Sebastián. Como ya viene siendo habitual en estos casos, los secuestradores comunicaron al secuestrado que necesitaban su coche y sin más preámbulos se apoderaron del automóvil, trasladando a Francisco Javier Urbistondo a una borda situada a unos doscientos metros de la carretera, en el término municipal de Berazategui, donde procedieron a atarle de pies y manos al tiempo que le anunciaban que alguien vendría a buscarle.

El coche, un Seat-124, matrícula SS- 1952-I, fue localizado a las ocho de la tarde en el barrio tolosarra de Igarondo sin que presentase ninguna señal particular de la que se pudiera deducir la utilización que de él habían hecho los secuestradores.