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Posturas divergentes en la conferencia sobre el trigo

Posiciones divergentes por parte de diferentes países productores y consumidores han sido expresadas en la primera parte de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Trigo, celebrada aquí esta última semana.Los principales países exportadores, entre ellos Estados Unidos, Canadá y Argentina, han señalado su oposición a un simple régimen de precios máximos y mínimos, como el vigente hasta ahora en virtud del Acuerdo Triguero Internacional de 1971. El representante norteamericano, Dale Hathaway, propuso encuadrar el nuevo acuerdo mediante un sistema de stocks nacionales coordinados internacionalmente, como forma de regular la afluencia del cereal a los mercados.

Afirmó Hathaway que la circunstancia actual de abundante oferta y precios relativamente bajos favorece la adopción de una política de almacenamiento, explicando que el financiamiento de los stocks debe ser una responsabilidad compartida por productores y consumidores. Canadá y Argentina se sumaron a la posición americana criticando el sistema de precios máximos y mínimos como impracticable y subrayando la necesidad de un sistema flexible de «precios indicativos».

La Comunidad Económica Europea calificó por su parte como insuficiente la proposición americana, considerando que el sistema de stocks y de precios indicativos harán que los precios «suban o bajen sin límites, influenciados sólo por ajustes a largo plazo en las políticas internas de producción y consumo».

En tanto Egipto, que importa las tres cuartas partes de su consumo de trigo, sostuvo que si bien era necesario garantizar un adecuado flujo de cereal al mercado internacional, deben existir normas y mecanismos que mantengan los precios a niveles razonables. El delegado egipcio hizo también hincapié en que los países importadores en vías de desarrollo carecen de medios financieros para hacer frente a los costos del almacenamiento, por lo cual demandó un aumento de la ayuda internacional en tal sentido. La India, uno de los países más afectados por las variaciones en precios y flujos cerealeros, fijó su posición en la misma línea que Egipto, reclamando, además, que para cualquier nuevo acuerdo se tenga en cuenta la recomendación de la Conferencia Mundial sobre Alimentación acerca de un stock mundial de diez millones de toneladas.

La Unión Soviética declaró, por su parte, estar dispuesta a colaborar en la concertación de un nuevo acuerdo triguero, pero estimó que el mismo no podrá ser aplicable a las transacciones entre los países socialistas, por cuanto, expresó su delegado, «éstas son de carácter esencialmente diferente a las que existen entre el resto de los países del mundo».

Como saldo de esta primera semana de negociaciones, que ha consistido básicamente en la confrontación de posiciones, queda el interrogante, ante la propuesta de un sistema de almacenamiento, sobre la situación de algunos países productores y exportadores en vías de desarrollo que no cuentan con los medios financieros y técnicos para almacenar sus stocks, quedando de esa manera sujetos a los bruscos vaivenes del mercado internacional.

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