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Francisco Ayala: el escritor, la sociedad y el compromiso

Comenzó un ciclo de conferencias en la Fundación Juan March

Juan Cruz

El novelista y ensayista español Francisco Ayala (Granada, 1906) comenzó a impartir un ciclo de cuatro conferencias en la sede madrileña de la Fundación March. Su primer tema fue La función del escritor como problema sociocultural. En jueves y martes sucesivos hablará sobre la novela como exponente de la realidad, el papel del novelista en el contexto de la sociedad burguesa y la disolución del género novelesco en la sociedad de masas. Acerca de algunos de los aspectos de sus conferencias, el autor de Muertes de perro y Los usurpadores, entre otras novelas y ensayos sociológicos, se pronuncia como un intelectual escéptico, muchos años exiliado, y que nunca ha abandonado su optimismo con respecto a España.

Con relación al papel que el escritor ha tenido en las sociedades españolas que le ha tocado vivir, Francisco Ayala recuerda que «en la época de mi juventud había lo que podíamos denominar "la república de las letras". Existía una comunidad intelectual, en la que había una bolsa de valores, con sus bajas y sus alzas. Era un grupo cuya homogeneidad la daba el interés por las cuestiones actuales y ciertas convicciones compartidas. Se vendían pocos libros, porque se tiraban pocos ejemplares, pero se leía más. Ahora ocurre lo contrario: se tiran muchos ejemplares, pero se lee mucho menos.»«Yo creo que los valores compartidos que teníamos -prosigue Francisco Ayala- eran, en primer lugar, estéticos. Fue la época de la vanguardia, en un sentido amplio. Había un intento de selección y de distinción frente a lo que era tradición muerta, a lo que Federico García Lorca llamaba putrefacto para calificar lo que en literatura o en arte o en la vida social ya estaba acabado.»

La relación del escritor con la sociedad ha cambiado profundamente. «Ahora, la relación es más indirecta, y se produce a través de los medios de comunicación de masas. A cambio de esa eficacia que aportan tales medios, aparecen serias limitaciones, que son las del propio medio. Hay una obligada simplificación que elimina la natural complejidad del intelectual.»

Los compromisos

En la relación escritor-sociedad ha surgido frecuentemente la palabra compromiso. «En esa terminología, el término compromiso ha resultado ambiguo», dice Francisco Ayala. «Si compromiso quiere decir que el escritor ha de responder a la realidad social en la que se encuentra viviendo, eso no pasa de ser una tautología, porque ¿cómo podría el escritor prescindir de la realidad en la que está integrado? Lo que se ha entendido por compromiso es más bien la adscripción a una línea política de partido, a una ideología. En este caso, supone la renuncia a lo que es esencial para el intelectual, que es su libertad de pensamiento y de crítica. »Francisco Ayala ha rechazado el compromiso en aquel último sentido. «En los años anteriores y durante la guerra civil, yo me abstuve de escribir literatura y actué en el orden en que pudiera ser más eficaz como ciudadano. Puse mis capacidades al servicio de las causas que creí más justas, pero no utilicé para ello mi pensamiento de intelectual.»

El autor de El fondo del vaso no se define como un intelectual químicamente puro. «Lo que trato de hacer es no contaminar con intereses momentáneos lo que por esencia debe ser más permanente. A la larga esa actitud mía se comprueba justificada, porque veo que la obra de grandes poetas, como Neruda o Alberti, ha sufrido menoscabo por el intento de uso de propaganda a favor de determinada posición política, que podrá ser buena o mala, pero que no es el objeto de la poesía por su eminente carácter transitorio.»

Francisco Ayala ve la actual situación española «como el efecto del sarampión político, ocasionado por una súbita apertura. Son momentos muy peligrosos porque, como la gente ha estado oprimida durante tanto tiempo, se ha perdido el sentido de la responsabilidad. Bajó el franquismo, la responsabilidad era sólo de los que mandaban. Ahora, la responsabilidad es de todos. Y creo que en estos días está ocurriendo el fenómeno de los niños que de pronto se han encontrado en libertad y se asustan del efecto de su exaltación liberadora».

Las dificultades que está sufriendo el cambio político no ponen pesimista a Francisco Ayala. El escritor granadino cree que «este es un momento por el que había que pasar y que con un poco de tino se superará. La experiencia hasta ahora nos dice que no está faltando tino en quienes dirigen el país desde el Gobierno y desde la Oposición».

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