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Entrevista:

"Escribo para la gente que se siente exiliada de las formas políticas organizadas"

Entrevista con el "nuevo filósofo" Bernard-Henri Lévy

La expectación creada en torno a uno de los miembros más representativos, junto con André Glucksmann, de la nouvelle philosophie, tuvo como respuesta asistencias masivas a sus dos conferencias pronunciadas ayer: por la mañana, durante dos horas, en la facultad de Ciencias Políticas, charla y coloquio en torno a Marx, maquiavelo del siglo, y por la tarde, en el Instituto Francés, sobre Terrorismo de Estado y terrorismo individual.

«Tengo la impresión -dice Lévy- de que un cierto número de gente siente lo que escribo de una manera confusa, en los bandos de la izquierda y de la extrema izquierda en Francia, Italia y ahora en España. Ayer por la mañana tuve una prueba: una sala convertida en hostilidad por un cierto número de rumores. He visto también, después de algunos minutos, que lo que yo decía coincidía de manera confusa con un cierto número de preocupaciones de hombres y mujeres que han conocido la misma historia y la misma experiencia que la mía. Yo escribo para estas gentes que han conocido mayo del 68 y que se sienten exiliadas de las formas políticas organizadas. A falta de otra cosa, siguen razonando en las categorías del marxismo y están en trance de inventar otro tipo de horizonte.»

Bernard-Henri Lévy (BHL) deja claro que no habla en nombre de los nuevos filósofos y es consciente de que referirse a Marx en España «es hablar en un país que sale de cuarenta años de dictadura, donde los partidos y los marxistas han sido resistentes. De todas formas es urgente recordar algunos puntos de vista sobre el estatuto actual del marxismo. El marxismo no es el pensamiento rebelión que pretende ser; hoy en día es una de las formas más acabadas de un pensamiento de orden y de una policía de las almas».

En este contexto, B. H. L. se refiere a los ataques y críticas a los nuevos filósofos. «El movimiento de los nuevos filósofos fue potenciado por la prensa francesa de izquierda, Le Monde y Nouvel Observateur, que tuvieron el valor de empezar el debate sobre esta cuestión. Después intervino la derecha, pero desde hace unos meses soy atacado por la prensa de derechas. Le Figaro escribió que era un simpatizante de los terroristas alemanes e italianos. La derecha está por decir que los nuevos filósofos deben pagar sus compromisos políticos con los terroristas y la extrema izquierda europea.»

Para B. H. L. no hay diferencias entre la filosofía y la política. « Los dramas de nuestra época no soportan más la existencia de filósofos descomprometidos, encerrados en su torre de marfil. Ya es tiempo de que los filósofos se hagan analfabetos, que tengan el valor de filosofar con golpes; de sable, que se hagan periodistas trascendentes y testigos del tiempo. No hay filosofía pensable totalmente inmiscuida en la política. Esto no quiere decir que el filósofo debe comprometerse en el interior de los partidos políticos organizados. La única posición conveniente para un intelectual es la de una total libertad con respecto a las estructuras políticas de derecha o izquierda. En un momento donde los partidos de izquierdas pretenden conseguir la hegemonía y el poder, el intelectual o está sometido a las botas de estos partidos o toman sus distancias con respecto al poder y los que pretenden conseguirlo, interpolando sus principios de manera incesante. Los partidos de izquierda son como los de derecha: ya tienen sus intelectuales orgánicos, sus tecnócratas. Personalmente nunca formará parte de ellos. »

La dulzura de vivir

Además del Estado, el poder, la práctica política, el Goulag, el marxismo, los partidos políticos, Bernad-Henri Levy se refiere a otros temas que afectan a la sociedad en general. «La cuestión de la paz y la guerra en la vida cotidiana de las gentes. La gente quiere la dulzura de vivir, cosa que no está expresada en el pensamiento liberal clásico ni en el pensamiento marxista clásico. Uno de los objetivos suprapolíticos es preservar y proteger en las sociedades los espacios de esta dulzura que existe o que no existe aún. Otro problema que nadie menciona en los aparatos políticos es el de la ética. Estoy convencido de que sin una referencia a la ética no será posible mañana resistir a la barbarie. Lo que protege a los hombres de la tentación de la barbarie es algo como una. ley de Antígona, de la cual nos hablan los disidentes del Este y que hay que reforzar. Hay una ley moral que no se confunde con la ley de los Príncipes, En contra de los dictámenes de la razón política, hay que reinventar los imperativos de la ética, en el concepto de Kant. Tanto soy antimarxista como freudiano. El sicoanálisis es el arte de nuestra época, porque figura en uno de los lugares de la sublimación de la pulsión hacia la barbarie. Un pueblo kantiano, de poetas, freudiano, hubiera resistido a la peste de Hitler mejor que pudo hacerlo la razón política de la izquierda alemana.»

Otro tema de conversación con B.H.L. fue el mayo francés del 68. «Esta explosión anarquista produjo algunas liberalizaciones y el nacimiento de un izquierdismo de Estado. Fue la primera gran rebelión anticomunista de masas, cuando los jóvenes se dieron cuenta que el PCF era la nueva derecha.»

Por último, resumimos su opinión solicitada del artículo de Manuel Fraga, En el principio era el Estado, publicado en EL PAIS el pasado martes. «Sería largo desmenuzar los errores del artículo. Sin trampa intelectual, es difícil concluir de mis tesis una apología del orden público. Nunca he dicho que había que acabar con las disensiones sociales.»

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