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"El desconocimiento entre la literatura española contemporánea y portuguesa es mutuo"

Entrevista con el novelista Virgilio Ferreira

«Como estamos tan cerca, España y Portugal nos desconocemos», dijo a EL PAIS Virgilio Ferreira, novelista portugués que ha pasado por Madrid invitado por la Fundación March, en el contexto de las jornadas de acercamiento a la literatura portuguesa, en el curso de las cuales se ha mantenido abierta una exposición de originales, ilustraciones y cartas de la revista Presenca.

« Este desconocimiento - continuó diciendo el señor Ferreira es mutuo y se refiere sobre todo a la literatura contemporánea. Los clásicos sí se conocen. Actualmente, sin embargo, las letras portuguesas están saltando a Europa, y a Gran Bretaña. Tradicionalmente, nuestra fuente cultural es Francia, por donde nos viene la cultura mundial.»Virgilio Ferreira dio el siguiente panorama de literatura viva portuguesa: «No se puede hablar sólo de mi generación. Detrás viene otra, distinta, preparada ya para el relevo. Hacen una literatura que se preocupa fundamentalmente del lenguaje y, por tanto, dirigida a un público muy restringido y altamente especializado. Curiosamente, se trata en muchos casos de escritores militantes en grupos de extrema izquierda que, en cambio, no hacen literatura comprometida, ni se dirigen expresamente a las masas.»«Mi generación tiene, más, o menos, la obra terminada. El último libro lo publiqué - hace dos o tres años... En cuanto a los nombres, hay uno intermedio muy interesante: Almeida Fería. De los más jóvenes, el que más me interesa es Mario Claudio. Luego están Silva Carvalho, un comunista que cultiva una literatura muy preocupada por problemas formales; María Vello da Costa, que está muy comprometida políticamente, pero su literatura no se empeña en esos temas... Los de mi generación son más conocidos: Fernando Namora, Joao Palma-Ferreira, Augusto Abelaira, Carlos de Oliveira, Agustina Bessa Lewis ..."

Preguntado por su propia literatura, el señor Ferreira dijo: «El arte es como un gesto. Y los gestos no se definen: se ven, se captan. Así que puedo decir muy pocas cosas sobre mi propia literatura. Que está muy ligada a problemas existenciales y a novelistas como Sartre, Camus, Malrauk, pero también siento en mí la influencia de otros como Kafka, o el nouveau roman. He hecho, cuando era joven, una novela moralista o social. Luego di un viraje porque los primeros presupuestos neorrealistas son limitados. Encontré otros más profundos y graves.

Respecto a la relación entre la literatura portuguesa y la brasileña, dijo: «En Portugal se conoce escasamente la literatura brasileña, y no tienen demasiada relación una y otra, salvo Guimaraes Rosa. El y su preocupación por la palabra, su adscripción a esa línea que abre Joyce, ha influido mucho sobre los más jóvenes. Curiosamente, la literatura portuguesa no se conoce casi en absoluto en Brasil, porque los brasileños son publicados a menudo en Portugal, pero nunca ocurre al revés. En mi caso, sólo a nivel académico soy más estudiado en Brasil, donde se hacen tesis sobre mis novelas, muchas veces. Pero mis libros no son muy difundidos. Es un viejo problema.»

De sus libros, dijo preferir, por distintas razones, cuatro de ellos: «Aparición, que es el que ha preferido el gran público; Alegría breve - que ha sido traducido al castellano y publicado por la Editorial Seix Barral- es más para conocedores; Nítido nulo - también traducido para la misma editorial- es el que prefieren los jóvenes por su mayor preocupación formal, y Rápida, a sombra, el último, me gusta a mí, entre otras cosas, porque coincide con la revolución de abril.»

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