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Denuncian malos tratos en el asilo San José

«Mi sobrina ha sido duramente castigada en el asilo. La han tenido atada a la cama durante cuatro días. Ha recibido golpes de las compañeras encargadas de cuidarla y ha permanecido durante más de veinticuatro horas sin ingerir ningún tipo de alimento.» Esta denuncia fue hecha a EL PAIS, por Fernando Romero, tío de una interna de veintiún años del Asilo San José, de Alcalá. El Asilo San José es un centro de deficientes mentales profundas. Su funcionamiento corre a cargo de las Hermanas Mercedarias de la Caridad. Es un centro femenino, que en estos momentos alberga a 175 mujeres, cuyo coeficiente intelectual medio oscila entre 30 y 40 %.

El señor Romero explicó que los mismos familiares han podido ver las condiciones del trato que se da a su sobrina en el asilo: «Ella no nos podía decir nada, porque ni siquiera puede hablar. Habíamos visto una expresión de pánico en sus ojos ante la presencia de algunas compañeras o de una monja del centro. Un domingo que vinimos a visitarla nos la encontramos en la cama, con las manos atadas y un trapo que la cubría de cintura para abajo. Las muñecas las tenía enrojecidas y doloridas de los intentos que había hecho para soltarse. Cuando preguntamos a las monjas el motivo por el que mi sobrina estaba atada, respondieron que habían tenido que hacerlo porque «se tocaba». Según nos pudimos enterar después, cada vez que la chica tiene la mestruación, la atan en la cama.»

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Otros testimonios recogidos por este periódico aseguraban que desde hace dos años, momento en el que se produjo el cambio de directora, una de las monjas seleccionó a las internas más avanzadas y las encargó del cuidado del resto de las chicas. Según esta versión, este grupo de alumnas maltrata y castiga físicamente a las que ocasionan molestias.

La directora del asilo, al conocer las denuncias que pesaban sobre el centro, desmintió que ocurrieran tales hechos y aseguró que se trataba de una lamentable patraña. « Es indignante que puedan decir ese tipo de cosas -se lamentó-, son unos desagradecidos. Es cierto que a veces, cuando las alumnas tienen la menstruación, hemos tenido a dos de ellas en cama, pero nunca las ha atado nadie. También es incierto -continuó- que castiguemos a las internas sin comer o cosas parecidas. Somos muy conscientes del nivel intelectual de estas chicas y sabemos que con esos métodos no se consigue nada positivo, ni se mejora su estado mental, Respecto al papel que puedan desempeñar las alumnas más avanzadas, lo único cierto es que hay un grupo de ellas que ayudan en las labores de la casa, pero de ninguna manera se ocupan de las otras ni, por supuesto, las castigan cada vez que su comportamiento sea molesto. No comprendo cómo pueden inventarse estas cosas. »

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