Termina el Congreso de Cultura Catalana
El acto de clausura será muy modesto
El próximo sábado tendrá efecto en el Palacio de Congresos de Barcelona, la clausula del Congreso de Cultura Catalana, conmemorada a lo largo de la última semana mediante una serie de conferencias y espectáculos.
El balance final del Congreso es de una importancia y alcance muy inferiores a las previsiones establecidas por los propios organizadores. De las 30.000 tarjetas de congresistas previstos, solamente se han logrado vender 12.000, al precio de mil pesetas cada una. De los cien millones anunciados para la financiación del Congreso, sólo se lograron setenta. Finalmente se abandona la idea, formalmente lanzada en su día de crear una fundación anexa al congreso y con un capital, en absoluto conseguido, de otros cien millones de pesetas.El acto de clausura será de carácter modesto. También en este terreno se abandonó la insólita idea inicial de llevar a cabo un acto paralelo en Valencia, Palma de Mallorca y Barcelona, Conectados mediante circuito de televisión.
El aspecto más positivo del congreso habrá consistido esencialmente en el trabajo gratuito y generoso de cientos de personas que trabajaron en los diversos ámbitos -áreas científicas y profesionales-, que en un total de veinticinco constituían la base del Congreso, marcadamente diferenciada de su superestructura.
Estos ámbitos han elaborado unas ponencias finales de irregular importancia. La seriedad de las logradas en el terreno de las ciencias y las letras contrasta con la muy escasa importancia de las conseguidas en otros terrenos. Es de señalar, como caso extremo, que la proyección exterior de la cultura catalana inició su trabajo el pasado día 20, cuando estaba ya finalizando el Congreso.
La idea de llevar a cabo este Congreso fue lanzada el 28 de enero de 1975 por el Colegio de Abogados de Barcelona, entidad que ha desempeñado un papel básico en su estructuración y control.
El proyecto de Congreso se benefició, muy poco después de háber sido lanzada la idea de la repulsa popular originada por el famoso no del pleno del Ayuntamiento barcelonés. a una subvención para la lengua y cultura catalanas. Durante semanas, docenas de entidades cívicas unieron mediante enérgicas declaraciones, su oposición al Ayuntamiento de Barcelona con su adhesión al Congreso.
Diferencias totales
En el Congreso confluyeron desde un primer momento, sectores políticos que tenían en común el ser catalanes, pero diferían en todo lo demás. Hubo temores de deslizamientos demasiado hacia la derecha demasiado a la izquierda. El decano del Colegio de Abogados y el entonces gobernador civil de Barcelona, Rodolfo Martín Villa, debatieron largamente, en privado por supuesto, sobre estos peligros.Los partidos políticos, entonces ilegales, vieron en el Congreso una excelente cobertura. De ahí que al ser legalizados se dieran casos de pérdida de interés en el Congreso. Paralelamente, el Congreso se daba a sí mismo una estructura burocrática en la que los buenos sueldos no tenían cómo contrapartida una labor eficaz.
Varios proyectos no pasaron de este estadio. Tal fue el caso del ambicioso festival de Canciones del Mundo para un Pueblo. Los sueldos y alguna gene rosa donación -como la del respetado biógrafo Pau Vila- fueron objeto de comentario crítico en la prensa.
Uno de los aspectos menos logrado fue la incorporación al congreso de la problemática mallorquina, valenciana y de la zona francesa de expresión catalana. Con relación a esta última, la forma de actuación del congreso fue dura y razonablemente criticada por intelectuales franceses de lengua catalana.
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