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Programa para reducir la contaminación del Mediterráneo

Sobre la base de investigaciones realizadas especialmente en el último año y centralizadas por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente PNUE, comenzó ayer en Venecia una reunión de expertos procedentes de dieciocho países, destinada a redactar un documento que será sometido a los Gobiernos, con el fin de iniciar una acción común para controlar y reducir la contaminación de las aguas del Mediterráneo.Este fenómeno progresivo que ubica al Mediterráneo entre los mares más contaminados, se debe, según pudo constatarse en una reunión anterior celebrada en Mónaco en el mes de julio, a «los productos químicos y desperdicios de las fábricas ribereñas; a las aguas de las alcantarillas (mal depuradas en un 90%), y a los productos utilizados en la agricultura que se mezclan con las aguas ribereñas».

El peligro de esta contaminación no sólo amenaza a la salud de los habitantes costeros, sino a la de millones de turistas que acuden a las playas de esos países.

En vísperas de la reunión de Venecia, Patricia Bliss, consejera de PNUE, calificó este fenómeno de contaminación como de «invisible», señalando que «bañarse en aguas con petróleo, como suele ocurrir, o incluso comerse una ostra con sabor a petróleo, son cosas poco agradables que no contribuyen al buen ánimo durante las vacaciones; pero ese tipo de contaminación visible -afirmó- no atenta contra la salud de nadie». «El peligro real que amenaza a los nadadores, a los bañistas y a los que comen productos del mar -agregó la experta del PNUE- es aquel que no se ve ni se palpa», dando como ejemplo el hecho de que resulta prácticamente imposible que un turista detecte en el atún de su menú metales pesados, como el mercurio, o microbios contagiosos en el agua del mar.

El atún del Mediterráneo, señala un estudio, es el que registra mayor grado de contaminación en comparación al de otros mares.

Si en Venecia se logra un acuerdo para la redacción de un documento conjunto que fije medidas, reglamentaciones y acciones concretas para combatir este mal que afecta al Mediterráneo, los Gobiernos de los países costeros deberán ratificar este instrumento, que adquirirá jerarquía de convenio internacional para esa región.

Uno de los principales obstáculos que afectan las actuales conversaciones son los «intereses económicos que están en juego», afirmó un experto, al explicar que para llevar adelante un programa efectivo de control y estudio de la contaminación en el Mediterráneo se hace necesario montar una infraestructura en base a capitales estatales, pero también particulares. Este último sector se ha mostrado reacio a las recomendaciones técnicas que se le han hecho.

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