Negociación con el Gobierno
Secretario General del SUTodos los trabajadores saben que se han desarrollado unas conversaciones entre los sindicatos y la administración. Estas conversaciones incluyen los problemas laborales y sindicales y también los económicos. Estos últimos se reducen al interés del Gobierno en que aceptemos la congelación salarial (que sería una reducción real del salario) para la negociación de los próximos convenios. Todos los sindicatos nos manifestamos en contra, aunque el Sindicato Unitario considera que tenemos que dar un paso más. No sólo no aceptar la congelación, sino proponer medidas de inmediato, todos unidos, contra el paro y contra la subida de precios.
Respecto de las nuevas relaciones laborales y sindicales, las centrales hemos fijado ocho puntos para una regulación inmediata: la amnistía laboral, la acción sindical en la empresa, las elecciones sindicales, la derogación de la ley de 4 de marzo de 1977, el patrimonio sindical, el control de la Seguridad Social y otros organismos, la negociación colectiva y el estatuto del trabajo.
Después de la reunión del día 8 y 9 de septiembre, donde los sindicatos intercambiamos nuestros puntos de vista en torno a estos temas, el día 14 conversamos con la Administración. Se abordó la acción sindical en la empresa y las elecciones sindicales, aunque los sindicatos expresaron su opinión de que es preciso para su ordenación democrática no retrasar dos cuestiones claves que son la amnistía laboral y la derogación de la ley de 4 de marzo (sobre despido libre y huelga). El Gobierno, en cambio, se apoyó en esta última ley para restringir los derechos en la empresa (referente a los comités de huelga formados por un máximo de doce personas) y sobre la amnistía hace oídos sordos, aceptando las presiones de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), que insiste en que nadie les puede obligar a readmitir despedidos «legalmente». Contra esta actitud del Gobierno sólo cabe una posición resuelta de los sindicatos, que debemos exigir la amnistía y la derogación de las leyes represivas del franquismo, tanto en la mesa del Ministerio de Trabajo, como en las empresas y en la calle. Por los primeros tanteos realizados, el Sindicato Unitario considera que es necesaria la presión responsable, pero firme y decidida, de todos los trabajadores, para conquistar nuestros derechos sin restricciones y sin retrasos. Esta, además, será la forma de cerrar, en el terreno laboral y sindical, los efectos de cuarenta años de dictadura. Es, además, una condición previa a unas elecciones realmente democráticas. Lo ocurrido en torno a la amnistía política y las elecciones del 15 de junio tiene que servirnos de experiencia para la conquista de nuestros derechos.
Acción sindical
En relación con la acción sindical en la empresa, la negociación colectiva y las elecciones sindicales (los temas que ocuparon mayor tiempo en la última reunión), queremos precisar nuestras propuestas para que sean sometidas al juicio de los trabajadores.
Queremos dejar claro que lo que ahora exigimos son unas normas provisionales para regular la vida sindical y laboral en estos meses, que también tienen que ser constituyentes. Tenemos que dejar atrás cuarenta años de legislación fascista y de verticalismo. Las Cortes deberán aprobar leyes que reflejen la nueva relación de fuerzas alcanzada, algunas de las cuales deberán incluirse en la constitución.
Por tanto, las normas que ahora hagamos no pueden olvidar su provisionalidad y tener en cuenta que con ellas los trabajadores van a ejercer sus derechos y a través de su práctica sedimentarán y tamizarán mucho de lo que hoy quiere limitar el Gobierno y, curiosamente, algunos sindicatos.
En la «acción sindical en la empresa» se tiene que regular las funciones y garantías de la s secciones sindicales de empresa, de los organismos unitarios (consejos y comités de empresa) y de la asamblea.
"Respecto a las «secciones sindicales» de empresa, el Sindicato Unitario considera que no puede aceptarse «ninguna restricción» a su constitución con todas las garantías y derechos, en esta fase provisional, con tal de que haya trabajadores afiliados en la empresa.
El Gobierno quiere restringir este derecho limitando a las empresas que superan los cincuenta trabajadores y exigiendo un 5% de afiliación, en las empresas hasta 150 trabajadores, y un 10% en las empresas mayores, para constituir secciones sindicales con los derechos regulados en esta normativa.
Paradójicamente, las Comisiones Obreras quieren restringir aún más este derecho, situando los porcentajes mínimos en un 20% para las empresas pequeñas y en un 10% para las grandes.
De esta manera, en una fábrica como Chrysler, de 12.000 trabajadores, serán necesarios 1.200 trabajadores afiliados a un sindicato para poder constituir una sección sindical. Es decir, un sindicato con mil afiliados no tendrá ningún derecho. Este sindicato y el Gobierno argumentan que de esta manera se cerraría el paso a la proliferación de siglas sindicales, pero olvidan que esta es una forma de «aplastar burocráticamente» los sindicatos que no cuenten con más del 10% ó 20% de afiliados, o que no puedan demostrarlo. Porque, ¿quién va a controlar la afiliación?
Las elecciones sindicales
El Sindicato Unitario considera que sólo los trabajadores, con su práctica y su experiencia, podrán ir decantando los sindicatos en quienes confían, lo que exige en este período provisional la más amplia libertad para todos. Y una ocasión importantísima, donde se van a configurar las diversas opciones sindicales, van a ser las primeras elecciones. En ellas también exigimos que la presentación de candidaturas sea sin ninguna restricción, como la que trata de imponernos el Gobierno exigiendo un 10% de trabajadores en una sección sindical o de independientes, para presentar una candidatura. Por tanto, ninguna restrición y completa libertad para todos los sindicatos y para los trabajadores, sin afiliar que deseen presentar una candidatura, pues sólo a los trabajadores les corresponde determinar con su voto quiénes son de su confianza.
Respecto a los «organismos unitarios» (consejos y comités de empresa el Sindicato Unitario considera que tienen que ser los únicos con capacidad de representación y de negociación. Pensamos que hasta quinientos trabajadores es suficiente la existencia de un comité de empresa elegido por todos los trabajadores, sin distinción de categorías, con una proporción aproximada de uno por cada veinticinco trabajadores. En las empresas de más de quinientos trabajadores se impone la creación de dos organismos. El consejo de delegados y el comité. Uno más amplio, elegido desde cada sección o nave, y otro más reducido, que sería formado por los elegidos con más votos en cada sección o nave, de acuerdo al número previamente asignado según el número de trabajadores.
En este punto no podemos aceptar que el Gobierno reduzca a veinte el número de delegados, incluidas las grandes fábricas, estableciendo una representación más reducida que anteriormente con los enlaces y jurados, por lo que en las grandes fábricas la representación sindical sería más barata para los empresarios.
El Sindicato.Unitario propugna que el sistema de elección sea por listas abiertas, para que los trabajadores no se vean obligados a elegir una lista completa, sino a sus dirigentes más cualificados, y por el sistema proporcional, para evitar aplastar a las minorías reduciendo el panorama sindical burocráticamente a una o dos grandes opciones.
Para estos trabajadores y para los delegados de las secciones sindicales deberemos exigir como mínimo los mismos derechos y garantías que gozaban los antiguos enlaces y jurados.
Y, por último, la «asamblea», que debemos institucionalizar como órgano máximo de decisión y de control de la actividad de sus representantes. Para realizarlas tenemos que exigir un tiempo mínimo mensual durante la jornada de trabajo y tiempo ilimitado para hacerlas fuera de las horas de trabajo.
Negociación colectiva
Respecto a la negociación colectiva ya hemos manifestado que en la empresa el único órgano con capacidad negociadora es el comité o consejo. A estos organismos podrá sumarse un delegado de cada sección sindical con voz pero sin voto. Fuera del marco de la empresa somos partidarios de la negociación a través de organismos elegidos por los delegados de las empresas directamente, pero creemos que los sindicatos deben jugar un papel más relevante que en las empresas a través de sus miembros más representativos. Los organismos mixtos que se están configurando en varias ramas, en distintos puntos de Espana, responden a esto que decimos.
En la normativa sobre la negociación no podemos aceptar ningún tipo de limitación, ni en las materias negociables, ni en el ámbito de la negociación, ni, por supuesto, ningún tope salarial. Tenemos que eliminar también cualquier intromisión de la Administración en la negociación colectiva. Intromisión que ahora se realiza a través de los laudos. Unicamente los trabajadores y la patronal tienen capacidad para decidir, y ante la falta de acuerdo los trabajadores sabremos utilizar las armas que tenemos, responsablemente.
Centrales-Administración
Finalmente queremos expresar nuestra valoración de estas mal llamadas negociaciones. Para el Sindicato Unitario es clave poder llegar a acuerdos con los demás sindicatos frente al plan económico del Gobierno y respecto a las relaciones sindicales y laborales, estábleciendo un frente común. De lo contrario, el Gobierno seguirá manteniendo la iniciativa, aprovechándose de nuestras diferencias, y al final hará lo que quiera. Ejemplos ya tenemos, porque respecto a problemas en los que estamos identificados todos los sindicatos, el Gobierno no contesta, sin que hasta ahora los sindicatos hayamos decidido otro camino a seguir para presionarle y conquistar estos derechos.
Tenemos que resolver nuestras diferencias previamente entre los sindicatos. Y al discutir estos problemas no pueden prevalecer los intereses particulares a los de todos los trabajadores, que nos exigen eliminar nuestras diferencias sobre unas bases justas. Y es completamente justo que en esta fase provisional no se trate de obtener la hegemonía de unos sobre otros por procedimientos técnicos, pues eso llevará, a la postre, a divorciar la realidad de los resultados formales, produciéndose todo lo contrario de lo que tratamos de obtener en estos momentos: regular el ejercicio de la «libertad sindical», sin limitaciones, parecidas o distintas, de las que hemos sufrido durante cuarenta años.
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