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Quinientos mil manifestantes, contra la carestía de la vida

Más de medio millón de personas: se manifestaron ayer a lo largo de la calle de Alcalá de Madrid desde su confluencia con O'Donell a la plaza de Las Ventas en protesta por la carestía de la vida, contra el paro y los expedientes de crisis, y a favor de la amnistía laboral y la devolución del patrimonio sindical. La manifestación más numerosa que desde la muerte del anterior jefe del Estado se produce en Madrid se inició con puntualidad a las siete de la tarde y no había terminado a la hora de cerrar esta edición (9.30 de la noche). La protesta ciudadana fue convocada por las centrales sindicales Unión General de Trabajadores, Comisiones Obreras, Unión Sindical Obrera, Sindicato Unitario y Confederación de Sindicato Unitario de Trabajadores, y contaba con el apoyo de todos los partidos de izquierda y de numerosas asociaciones de vecinos, amas de casa y movimiento ciudadano en general.En las primeras filas, tras los jeeps de la Policía Municipal que abrian la manifestación, marchaban enlazados por el brazo los líderes más significados y los secretarios generales de las distintas centrales sindicales. Las dos facciones de USO marchaban, separadas por los unitarios, del brazo de Camacho (Comisiones) los renovados de Zaguirre, y del de Nicolás Redondo (UGT) los del, histórico de José María Zufiaur. Detrás de los líderes sindicales, mezclados entre los manifestantes, numerosos parlamentarios de todos los partidos, entre los que se encontraban Alonso (PSP), Tamames (PCE) y Barranco (PSOE).

Más gente que en la plaza de Oriente

Numerosas pancartas de, todas las secciones locales de las centrales, de las federaciones de ramas de los partidos, de secciones sindicales de empresas, enseñas partidistas y banderas republicanas se sucedían junto a la repefición de numerosos eslóganes como : «Aquí hay más gente, que en la plaza de Oriente», «No se ve, no se ve, la bandera de UCD», «Pan trabajo y libertad», «Amnistía laboral, matrimonio sindical», «Viva la lucha de la clase obrera», «Mañana, España será republicana», «Es demasiado, es demasiado, todos los currantes nos hemos juntado», «Atocha, hermanos, nosotros no olvidamos», «Martín Villa dimisión».

En las proximidades de Goya, al ponerse en marcha la comitiva, numerosos jóvenes con pegatinas de Fuerza Nueva observaban la manifestación sin atreverse a intervenir. Un impresionante servicio de orden (7.500 personas) impidió que se produjera cualquier incidente de importancia. La Policía Armada no apareció en todo el desarrollo de la manifestación, pero tenía asentadas fuertes dotaciones en puntos estratégicos próximos al trayecto.

En la plaza de Las Ventas se produjeron, al final, pequeños enfrentamientos verbales entre una veintena de jóvenes ácratas y el servicio de orden.

Los balcones de la calle de Alcalá aparecían en muchos casos con banderas y llenos de espectadores que aplaudían en ocasiones a los manifestantes. En el parque de bomberos que se encuentra situado a la altura de la plaza de Roma, los bomberos se habían encaramado en las vallas del parque y repetían los eslóganes y ondeaban en ocasiones pancartas y banderas; los manifestantes al llegar a su altura arreciaban los gritos y dedicaban algunos eslóganes hacia el parque, como: «Bomberos, sí; policía, no».

Sin incidentes

No se tiene conocimiento de ningún incidente que haya enturbiado lo que, sin duda, ha sido la mayor manifestación pacífica que han visto las calles de Madrid desde la muerte de Franco. Los servicios de orden facilitaron en todo momento el flujo de personas que se dirigieron a la plaza de Las Ventas.

Unicamente, según llamadas recibidas en la redacción de EL PAIS, se han producido algunos enfrentamientos entre grupos contrarios en las proximidades de la calle de Goya, al ser agredidos algunos manifestantes por grupos incontrolados que portaban cadenas y barras de hierro.

Rueda de prensa

Las centrales sindicales que convocaron la manifestación, en una rueda de prensa posterior, valoraron positivamente el- resultado de la convocatoria y recalcaron la masiva respuesta obtenida entre la clase trabajadora. En opinión de las centrales, la concentración de unos 800.000 trabajadores -esta es la cifra de manifestantes que cal culan los sindicatos- no podrá ser desoída por el Gobierno y refuerza la posición de las centrales en la negociación con la Administración sobre temas sindicales y laborales.

Los gritos de unidad expresados durante la manifestación son interpretados por los sindicatos como la demostración más inmediata de los deseos unitarios de la clase trabajadora. Señalaron, asimismo que el partido del Gobierno ha quedado ostensiblemente ausente de la manifestación -que ha constituido el primer acto unitario de todas las centrales y un paso fundamental para la inmediata unidad de acción que ha de preceder a la unidad orgánica del sindicalismo- y destacaron el hecho de que la masiva respuesta obtenicla por la convocatoria de las centrales supone un toque de atención a los intentos negociadores del Gobierno con los partidos, marginando a las centrales.

«Si lo que el Gobierno pretende -dijeron- es conseguir con los partidos un pacto social, el presidente y los parlamentarios que se reunirán el próximo fin de semana deben tener en cuenta que no se puede negociar nada a espaldas de los trabajadores.»

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