La importancia de clasificar las voces
La reciente muerte de María Callas ha puesto de actualidad el tema siempre espinoso, de la clasificación de la voz. La gran soprano desaparecida fue un ejemplo de voz indeterminada que merced a unas portentosas facultades, logró imponerse y triunfar en todo el mundo. Pero no siempre ocurre esto, y de ahí el fracaso de muchos cantantes de ópera cuando tratan de abordar papeles escritos en una tesitura incómoda o inadecuada a las características de su voz.El libro La clasificación de la voz, de Ramón Regidor, profesor de la Escuela Superior de Canto de Madrid, viene a orientar y clarificar muchas ideas acerca de un tema debatido y en el cual los especialistas no acaban de ponerse de acuerdo, como es el de la clasificación de las voces humanas. Las que van a enfrentarse con la interpretación de un personaje operístico, una partitura con solista vocal, o simplemente formar parte de un coro. Un estudio riguroso y razonado que atiende a todos los tipos vocales por el sexo, la tesitura, las cualidades del timbre, la clasificación por intensidad, por resistencia y por estilo.
La clasificación de la voz viene a completar el trabajo del mismo Ramón Regidor sobre el aparato de fonación y el pasaje de la voz publicado el pasado año. Ahora, el autor se propone estudiar una cuestión del vital importancia para aquellos que pretendan realizar una carrera profesional como cantantes. Es importante, porque una voz mal clasificada, al tratar de forzar sus posibilidades, va a tener problemas de tipo artístico, de rendimiento, e incluso de salud. Los numerosos factores que influyen en el resultado final de una voz hacen difícil el correcto encuadre de la misma, pero ésta es decisiva muchas veces para evitar la desmoralización, inseguridad, sensación de impotencia de un artista. Y mucho más en nuestros días, donde la presencia de grandes figuras perfectamente centradas en sus adecuados roles musicales hacen más necesaria. La especialización interpretativa, si se desean evitar los riesgos de un lamentable fracaso.
El libro de Ramón Regidor se completa con un amplísimo cuadro esquemático de personajes de ópera según la clasificación tradicional de soprano, mezzosoprano, contralto, tenor, barítono y bajo. En ellos se especifica el carácter del personaje, la extensión tonal y potencia vocal que exige, la relevancla en el contexto de cada ópera concreta, el idioma en que ha de cantarse y la categoría vocal que se le atribuye.
En el libro hay apreciaciones personales, fruto de una larga experiericia docente y hay también un excelente trabajo científico y de síntesis. Todo ello en beneficio del intérprete vocal, que no dudo encontrará en él muchas cosas de gran utilidad.
Babelia
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