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Crítica:TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un alegre homenaje a Torres Naharro

Burlas de secreto amor,de Juan Antonio Castro, sobre textos de Bartolomé Torres Naharro. Dirección: Manuel Canseco. Decorados y figurines: Emilio Burgos. Música: Pedro Luis Domingo. Intérpretes: Julia Trujillo, Etelvina Amat, Manuel Gallardo, Carlos Torrente, Antonio Requena, Francisco Racionero, Enrique Navarro, José A. Ceinos. Centro Cultural de la Villa de Madrid.

Bajo el estupendo signo de lo popular, el alegre equipo de Manuel Canseco, la compañía Corral de la Pacheca, alza un homenaje vivo, fresco y encantador a Bartolomé de Torres Naharro en el quinto centenario de su nacimiento. Burlas de secreto amor es un limpio trabajo de Juan Antonio Castro sobre dos comedias, Himenea y Calamita, un dibujo de la figura y obra de Naharro, una recreación de su tiempo teatral y una cordial revisión de su trabajo, hecha hoy, por actores de hoy. Propuesta validísima que res cata a uno de esos enormes e intuitivos poetas de nuestros balbuceos escénicos y logra interesarnos no sólo históricamente, sino viva, directa, sana y muy alegremente. Esto está muy bien.

Torres Naharro, extremeño, estudiante en Salamanca y soldado en Italia, se trae un día bajo el brazo la preceptiva de Horacio, y con ella, Enzina y La Celestina escribe siete comedias en que formalmente aparecen las jornadas y, al mismo tiempo, irrumpen los personajes populares, se asienta con fuerza el bobo, toma carta de naturaleza teatral la versificación de Castilla y la sombra del honor indica ya la directiva mayor del teatro del siglo de oro. Nada menos.

Por encima o por debajo del fino trabajo de Castro clarifican dos textos dispares: la Comedia Himenea, muy parienta de lo que serán después los grandes temas imperiales, y la Comedia Calamita, verdadera explosión del teatro laico, mundanal, popular, cristalizador del hervidero bufonesco de aquenos fantásticos actores ambulantes que a fuerza de coraje y talento obligaron al público de la plaza a buscar un corral, al dueño de la manta a comprar una escenografía, al público a oír y a los escritores a interesarse. Una de las más atrayentes aventuras de la inteligencia humana. Y aunque esta no sea la ocasión, es difícil olvidar, oyendo estos textos, que de ellos nació el general contagio y de ellos la formidable simbiosis que poco después fundió los elementos de las moralidades, la jocunda risa de la plazuela, la atención universitaria y el interés de las cortes y castillos, fusionados todos en la explosión de Lope y Calderón.

Es muy grato que ni a Castro ni a Canseco se les haya ocurrido rehacer el pastiche, paternal de una supuesta reconstrucción histórica. Lo que hacen es un férvido homenaje a Torres Naharro desde la perspectiva de hoy, subrayando sus significados, buscando sus aportaciones, clarificando el vocabulario y dándonos una nada pedante lección de historia del teatro.

La versión es transparente; el engarce, ingenioso; el dibujo de Torres Naharro, afectuoso. Y sobre esa proposición, Burgos ha organizado un espacio escénico estilizado y aparentemente simple sobre el cual Manuel Canseco ha pedido a sus actores nada menos que alegría. Y ahí está esa alegría. En el desparpajo, la claridad, el entusiasmo físico, el placer de descubrir los juegos innumerables del teatro. Julia Trujillo es un encanto. Sobre su dicción tersa y sonora aparecen elementos de una mímica distanciadora y cómplice. Arrastra a todos sus compañeros a un gran acorde vitalista en que se visibilizan las influencias italianas mezcladas a los populismos, extreños y salmantinos. Manuel Gallardo se separa de sus compañeros para imaginar un simpático, moderado y sorprendente Torres Naharro. Y los demás se tiran al ruedo con el entusiasmo de unos vocacionales y la capacidad técnica de unos rigurosos profesionales.

Suelen ser tristes estas conmemoraciones. Pero ésta no lo es. La torpeza del balbuceante teatro ha sido convertida en delicia y sabiduría al servicio de la fiesta de hoy. Estas gentes de El Corral de la Pacheca saben lo que andan buscando: la historia y eternidad del teatro.

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