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Entrevista:

"No existen garantías de salvamento en edificios de más de ocho plantas"

Acerca de los salvamentos a grandes alturas, el señor De Benito afirmó que son muy raras las escalas superiores a los treinta metros de altura, pese a lo cual Madrid cuenta, junto con Bonn y Moscú, con una de la marca Magirus Deutz de cincuenta metros. Estas tres escalas, las únicas de esta dimensión, tienen realmente poca utilidad, en función de que su uso comporta grandes esfuerzos para los bomberos que ascienden por ellas. «Casi con certeza -manifiesta el arquitecto-jefe de los bomberos madrileños habría que asistir antes al bombero que al que va a ser salvado, por lo cual se suelen aplicar conjuntamente a ascensores desde los que el ascenso a los atrapados en un incendio, por ejemplo, resulta posible.»En líneas generales el uso de escalas mecánicas es ineficaz por encima de treinta metros de altura, que corresponden a un edificio de unas ocho plantas. Para siniestros acaecidos en rascacielos se utilizan prioritariamente brazos articulados y una serie de condiciones que se supone van aparejadas a la construcción del edificio, poco más. Comoquiera que el empleo de lonas, en rampa o sujetas y fijas por bomberos a pie de superficie del suelo, es de todo punto inútil en alturas superiores a cuatro pisos, los rescates de personas a grandes alturas se han convertido en verdaderos quebraderos de cabeza en algunas ciudades donde la disciplina en la edificación no se sigue de un modo riguroso. En principio cabe decir que dados los actuales conocimientos e investigaciones sobre posibilidades de extinción de, incendios, todo edificio de más de ocho plantas resulta peligroso por sí mismo. Si, además, no aparece en su construcción provisto de instalaciones adecuadas para los casos de siniestros, puede establecerse con absoluta seguridad que únicamente un milagro puede salvar a sus moradores de un incendio de proporciones medias.

Desde marzo de 1975, cualquier edificio alto que vaya a erigirse en Madrid ha de contar con expresa autorización del Cuerpo de Bomberos en cuanto alude a sus dotaciones e instalaciones ante el fuego y los siniestros. Desde entonces -se nos dice- no se edifica en Madrid un solo inmueble superiora treinta metros de altura que no aparezca provisto de las denominadas columnas secas, que consisten en canales huecos; en cada planta tienen tomas de agua desde las cuales cabe reducir las llamas previa introducción desde la base del edificio de agua a presión. Estas columnas permanecen sin agua salvo en los casos de siniestro en los cuales se les inyecta a presión y permiten a los bomberos ganar mucho tiempo, ya que se ahorra el tendido de mangas y otros menesteres previos. De este modo, el bombero accede, a la planta incendiada y en ella puede tomar directamente el agua que necesite para sofocar las llamas.

La especulación, como fondo

Asimismo, se prevé utilización de los denominados vestíbulos de independencia, que permiten que el humo de un incendio en este tipo de edificio no invada y llene completamente la caja de las escaleras. También se exige el que los inmuebles lleven adosadas escaleras exteriores de incendios que varían según la funcionalidad del edificio -viviendas, sedes comerciales, oficinas, etcétera-, así como extintores de mano, cuya utilidad resulta óptima en los primeros momentos de un incendio. Respecto a algunos inmuebles, se dispone la proximidad de bocas de agua y otros requisitos.Desde un punto de vista global, pese a la presencia de fuertes inversiones, hasta el momento no se conocen paliativos eficaces ante los incendios en rascacielos y otros edificios elevados. Aunque algunos filmes recientes aludían al empleo, con éxito, de helicópteros en este tipo de siniestro, las dificultades que entraña un incendio de estas características dibuja de un modo muy borroso el perfil de la solución de estos casos; la necesidad de helicópteros y la permanente amenaza del fuego sobre es tos aparatos los descarta de su utilización. Aunque resulte irónico, la mejor solución sería la construcción de edificios cuya altura no excediera de treinta metros -ocho plantas-, para que existieran garantías casi plenas de rescate de personas en las condiciones descritas; sin embargo, no parece probable que llegue a imponerse esta línea de conducta en cuanto a la edificación, en virtud de la ingente cantidad de intereses orientados hacia las construcciones elevadas. Por todo ello, a la hora de explicar se tantas causas y efectos respecto al tema que nos ocupa, también habrá que acudir a la especulación del suelo, para concebir una respuesta adecuada.

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