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"Tigres de papel", un filme con escasos medios y que pretende ser revulsivo

Entrevista con su realizador, Fernando Colomo

Tigres de Papel, una de las cinco películas españolas que se presentan este año fuera de concurso -sección Nuevos Creadores- en el Festival de San Sebastián, es una película novelen el más estricto sentido del término. Tanto el director-guionista, Fernando Colomo, como los actores, los miembros del equipo de realización e incluso la productora del filme, debutan con Tigres en el mundo del cine, aunque todos ellos son profesionales en sus respectivos campos.

Fernando Colomo ha dirigido tres cortos: Pomporrutas imperiales, Usted va a ser mamá y En un París Imaginario. Otra peculiaridad de Tigres es la rapidez con la que se ha llevado a término el rodaje -tres semanas y media- y el presupuesto mínimo que se ha invertido en su realización -unos nueve millones, cuando el coste normal de un largometraje es de catorce a veinte millones-.Fernando Colomo explica cómo se han batido estos recorás: «El truco está en que el guión de Tigres no exige grandes medios; es una historia íntima que se desarrolla en interiores y el peso de la acción lo llevan sólo tres actores. Además hemos rodado con secuencias muy largas, hasta de nueve minutos, y con sonido directo. Con este sistema hemos acelerado la marcha del rodaje, pero ha sido a base de un enorme trabajo por parte de los actores -cada plano se ensayaba exhaustivamente- y de estar sometidos a una insoportable tensión.» A pesar de su título, inspirado en la famosa frase de Mao sobre la fragilidad de la amenaza imperialista, Tigres no es una pélícula política.

«Sobre el telón de fondo de las últimas elecciones -la película está ambientada en el Madrid de esas fechas- se exponen los problemas, las contradicciones y la soledad de una pareja progre que vive separada, con unos niños de cuatro años y que se cree liberada de una serie de tabúes sociales, hasta que su propia experiencia -la formación del típico triángulo, que es en realidad un falso triángulo-, les demuestra lo contrario», comenta Fernando Colomo.

«El argumento de Tigres es lo de menos. En realidad me siento incapaz de contar la película. Se trata de una historia totalmente abierta que presenta, algo dramatizadas, escenas de la vida cotidiana y permite al espectador una interpretación propia., No propone ninguna tesis ni ofrece solución a los conflictos que plantea la peripecia vital de la pareja.»

Tigres es la primera película del porro; los protagonistas se reúnen de cuando en cuando con amigos para fumar y tal, y como es ya práctica habitual, incorporada a las costumbres de algunos sectores sociales.

«Pero, sobre todo, es revulsiva -añade Colomo-, porque de muestra que es posible hacer una película con poco dinero. Hinchar los costes de producción ha sido una de las tácticas utilizadas por los que están interesados en que sea difícil que alguien pueda expresar o contar algo mediante un filme.»

Tras esta especie de iniciación que ha sido Tigres, la gente que ha trabajado en ella piensa seguir unida y llevar adelante nuevos proyectos.

«Pensamos hacer un tipo de cine que no tiene cabida en el cine convencional, impulsar una renovación del cine desde dentro, algo similar a lo que, en su día y en Francia, fue la nouvelle vague. Ya hay quien se plantea este objetivo, pero son casos aislados. No se puede hablar de un movimiento de renovación con cierta entidad.»

La productora de Tigres de papel, que se ha creado a base de participaciones de 200.000 pesetas, distribuidas entre profesionales, arquitectos, médicos, etcétera, puede dar al equipo de Tigres el apoyo económico necesario para hacer realidad su nuevo concepto del cine.

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