"Gran Bretaña apoya el ingreso de España en la CEE, a pesar de los problemas económicos"

EL PAIS: ¿Cómo entiende Gran Bretaña la construcción política europea?David Owen: La construcción de Europa es muy difícil, a mi juicio Pienso que Europa no será federa lista. Más bien, una Europa única con la que no será posible establecer ningún paralelismo con cualquier otra zona del mundo Conseguiremos una fuerte identidad europea.

EL PAIS: ¿Cree posible el relanzamiento de la unión económica y monetaria europea, en medio de la crisis actual?

D. O.: Siempre pensé que la unión económica y monetaria era algo muy optimista. El concepto de una Comunidad con fuertes lazos económicos es algo que siempre defendí con fuerza. Pero la unidad monetaria implica un más alto grado de cohesión que la existente en la actualidad en la CEE. Hoy existen economías divergentes en los países comunitarios, y el coordinarlas es una tarea muy difícil que sólo es realizable si conseguimos reducir las diferencias existentes entre las economías de uno y otro país.

Por otra parte, si ampliamos la Comunidad con países como España, Portugal y Grecia, ello nos traería nuevos problemas en los primeros años, porque las economías de estos tres países son muy distintas a las comunitarias. En la actualidad creo que la unión económica y monetaria, tal y como la entiende el gran público, sería irrealizable.

EL PAIS: ¿Considera el Reino Unido que la CEE debe solucionar sus problemas agrícolas antes de toda ampliación?

D. O.: Yo no pienso que es posible reformar toda la política agrícola de la Comunidad. Nosotros. apoyamos la entrada de España en la CEE, la ampliación de la Comunidad, y defendemos los intereses de los consumidores británicos. y de todos los europeos. Reconocemos que tenemos muchos problemas con algunos productos mediterráneos, pero consideramos que ello no será un gran obstáculo.

EL PAIS: ¿Pone Gran Bretaña como condición a la ampliación de la CEE la solución del paro para evitar la libre circulación de trabajadores de España, Grecia y Portugal?

D. O.: Este es un problema momentáneo. Yo no pienso que sea una cuestión que no se pueda resolver y tendremos que llevarla a las próximas negociaciones. Desde luego, es un problema importante al que tenemos que hacer frente, y que afecta a unos países más que a otros.

EL PAIS: ¿Y cómo ve las relaciones España-OTAN?

D. O.: Este es un tema que afecta sólo a los españoles y distinto al de las relaciones España-Mercado Común. Gran Bretaña estaría, probablemente, en la OTAN. Pero éste no es un problema nuestro, eso lo tiene que decidir el Gobierno español.

EL PAIS: ¿Piensa que la nueva diplomacia del presidente Carter influenciará las relaciones Este-Oeste?

D. O.: Considero que la nueva política exterior de Carter es un soplo de aire fresco en la diplomacia internacional, entre otras cosas porque sitúa la defensa de los derechos humanos en una posición más relevante.

No obstante, existe el peligro de que esta política pueda ser mal interpretada en los países del Este y que pueda repercutir en el proceso de la distensión. La Administración Carter está muy interesada en esta cuestión de la distensión, y se da cuenta de que el tema de los derechos humanos es solamente un aspecto y que hay otras cuestiones importantes, como las conversaciones SALT (sobre control y reducción de armas estratégicas) y la Conferencia Europea de Cooperación y Seguridad, entre otros. Pero es inevitable que, al cambiar de Administración Estados Unidos, la Unión Soviética esté a la expectativa. A mi juicio, esto es pasajero. En el interés de todos está el que estas dos potencias se entiendan y lleven a cabo un proceso de distensión constructivo.

EL PAIS: ¿Cómo ve la Europa comunitaria la situación del sur de Africa, más concretamente la situación de Rodesia y el poderío nuclear de Suráfrica?

D. O.: Estamos coordinando nuestras relaciones con empresas europeas que operan en Suráfrica para cambiar las bases del sistema apartheid. El problema de Rodesia lo hemos discutido Y lo seguiremos tratando aún. Sobre Suráfrica pienso que deben firmar el tratado de no proliferación nuclear y que deben aplicar las normas internacionales de seguridad nuclear.