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Escándalos de sobornos durante la reconstrucción del Friuli italiano

Nuevo escándalo a la vista en la reconstrucción del Friuli, la región nororiental italiana que en mayo del año pasado, resultó devastada por un terremoto. El balance fue de 80.000 friulanos sin casa y casi mil muertos. Nuevos seísmos en septiembre obligaron a evacuar 40.000 personas desde tiendas de campaña improvisadas a los hoteles de la ribera Veneta, requisados por el Gobierno.

La «operación-récord» fue atribuida a la eficiencia del subsecretario del Interior, Giuseppe Zamberletti, 44 años, un diputado democristiano de Varese, en Lombardía, que fue nombrado comisario del Friuli con plenos poderes. Gracias a su actividad, antes del 31 de marzo habían sido instaladas 20.000 casas prefabricadas. Durmiendo cuatro horas, fumando sesenta cigarrillos, una comida al día, Zamberletti logró, sobre todo, que las fábricas abrieran de nuevo en poco tiempo.El escándalo amenaza ahora con echar fango en toda esta obra. Por ahora se ha movido la opinión pública y ha comenzado a intervenir la Magistratura. La opinion pública que no se resigna a un escándalo más, a otra «Lockheed», después de tantos años de escándalos administrativos. La prensa unánime escribe: «Se extiende el escándalo del Friuli», «El Parlamento abrirá una encuesta», «También las casas canadienses en el escándalo de los sobornos en Friuli».

En Friuli se instaló un tipo de barraca a base de madera y aluminio, producido en Canadá, que no resistió la primera granizada. El agua entraba y fue necesario reparar los techos. Contra el parecer de los bomberos de Udine, el mismo Zamberletti eligió aquel tipo, que era además más caro que la producción italiana, porque las barracas se podían conservar desmontadas para otra ocasión. Fueron pagadas 6.000 pesetas más en metro cuadrado que las 14.000 que costaban el resto de las casas prefabricadas. Algunos diarios escriben que por las casas canadienses fueron pagados 9.000 millones de liras, en vez de 7.000. Según otras acusaciones, se habrían comprado casas prefabricadas en Yugoslavia a cien y vendidas a trescientas a Zamberletti.

Hasta ahora ha sido detenido el funcionario del Gobierno Giuseppe Balbo, desde hace años secretario particular del comisario Zamberletti. Ha confesado haberse echado en el bolsillo quince millones de la empresa Precasa, de Savona, para pasarlos a la democracia cristiana de Varese y para ayudar a un amigo lleno de deudas. También ha sido detenido Girolamo Bandera, alcalde de Maiano, uno de los pueblos destruidos, quien ha confesado que de la misma empresa recibió sólo un par de plumas de oro y dos cuadros. Otro alcalde es acusado de haber tenido demasiado tiempo en su libreta particular de ahorró diecisiete millones destinados a la reconstrucción.

La prensa ciertamente exagera y los datos apurados son por ahora escasos. Zamberletti, sin embargo, días pasados presentó la renuncia de su cargo de subsecretario del Interior. «Por primera vez un democristiano que renuncia a algo», escribe un diario. En torno al caso han vuelto a moverse los políticos, acusándose recíprocamente. Zamberletti goza de estima general y, según ha declarado, «existe desproporción entre el bien hecho, no digo por mí, sino por el Estado y la zorrería de unos pocos».

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