Suárez no logró vencer las resistencias de París
La jornada de Paris, la más comprometida de su viaje europeo, se ha saldado sin éxito para el presidente Suárez: en una declaración oficial el presidente Giscard d'Estaing reitera que Francia apoya el ingreso de España en el Mercado Común, pero que su adhesión requiere la transformación previa de las instituciones comunitarias. La posición francesa equivale a aplazar indefinidamente el ingreso español. Los intereses agrícolas y las resistencias a ampliar precipitadamente la Comunidad parecen hallarse tras la declaración del Elíseo. El presidente Suárez no supo ofrecer alternativas a la posición, amistosa pero intransigente, del jefe del Estado francés.
El presidente de la República francesa, Valery Giscard d'Estaing, declaró ayer en París que «Francia tiene toda clase de razones para desear la adhesión de España a la Comunidad Europea». El presidente francés, que hizo esta afirmación al término del almuerzo de trabajo que le ofrecía al presidente del Gobierno español Adolfo Suárez, en el palacio del Elíseo, añadió que la reforma de la Europa verde y de las instituciones son cuestiones por las que la CEE debe «comenzar» antes de plantearse toda ampliación de su territorio. París, la «etapa reina» de la gira política europea del presidente del Gobierno español, respondió a la expectación prevista, en lo que a las relaciones España-CEE se refiere, que son, por otra parte, el primer objetivo de este viaje. Francia, sin rodeos y por boca de su primer político, el presidente Giscard d'Estaing, anunció que no habrá ampliación del territorio comunitario sin reforma de la política agrícola común y sin retoque de los reglamentos institucionales de la CEE, lo que supone negociaciones aparte y convertir a España en candidato perenne al ingreso en la Comunidad.
En La Haya, el premier Den Uyl ya insinuó estas dificultades que en lo agrícola no atañen a su país, al igual que en Copenhague lo hiciera su homólogo, Anker Joergensen. Giscard d'Estaing, ha puesto la guinda y ha confirmado la serie de declaraciones preelectorales que, en este sentido y a lo largo de los últimos meses, hicieron los primeros políticos franceses, tales como Jacques Chirac, Francois Mitterrand, Georges Marchais y el propio presidente, hace sólo unos días.
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Giscard confirma la política restrictiva de Francia ante el ingreso de España en la CEE
(Viene de la primera página)La declaración oficial del presidente francés incluye pocas novedades, pero tiene la peculiaridad de ser documento oficial y, por tanto, bastante definitivo. En ella hay palabras amables sobre España relativas al sí político de Francia al acercamiento de España al a CEE: « Francia tiene toda clase de razones para desear la adhesión de España, país vecino, latino, democrático y amigo, a la Comunidad Europea.» Pero estas generosas palabras, excepción hecha del piropo democrático, no son nuevas para España ni para Francia. Desde hace seis, años, el país galo ha declarado, una y otra vez, en tiempos de Franco y en los del Rey, que en lo que a París se refiere no existen ni existieron impedimentos políticos para el ingreso hispano en las Comunidades.
El resto de la declaración sí es novedad, aunque mayoritaria mente negativa y cuidadosamente matizada. Novedad porque ya es documento, como decíamos al principio, y porque incluye cinco ideas esenciales: 1) Quizá la menos espectacular, es que separa la idea de la reforma agrícola e institucional de la CEE, como condición previa, del informe que deberá hacer la Comisión Europea sobre la candidatura española. Esto es importante, a juicio del presidente Suárez, -aunque en realidad, constituye una cuestión más de procedimiento que política. 2) Giscard d'Estaing afirma que «la adhesión de España a la CEE, debe ser conducida de manera que incluya ventajas recíprocas», lo que contempla, en cierta manera, la idea de que no sólo la CEE tendrá problemas sino que también la industria hispana sufrirá seriamente el impacto. Ello arrastra, por el contrario, la tesis de que si esta adhesión no es ventajosa se convierte en imposible o en difícil de realizar. 3) La cuestión agrícola es la más grave. Giscard d'Estaing señala que «Francia no está dispuesta a sacrificar su agricultura mediterránea, numerosa y productiva, y por ello considera que la Comunidad debe comenzar por adoptar disposiciones que aseguren a los productores mediterráneos (de la CEE, se entiende) ventajas comparables a los de otros producto res.» Giscard pide el equilibrio entre la Europa industrial y agrícola y señala que antes de la ampliación la CEE debe «comenzar» por la reforma agrícola, lo que supone dejar toda ampliación en un segundo plano. Porque la reforma de la Europa verde incluye debates parlamentarios de los nueve, de la propia Asamblea de la CEE y toda una serie de trámites casi infinitos, que comenzarían una vez que la Comisión Europea haga la síntesis de la Europa agrícola que quieren las naciones firmantes del tratado de Roma.
El presidente Suárez nos dijo a este respecto que el tema agrícola no debe condicionar las negociaciones y que él cree que este problema puede sortearse con negociaciones «serias y responsables». Ello demuestra que el optimismo del presidente está a prueba de bala. 4) En lo que a la reforma industrial se refiere, el presidente francés es algo más benévolo y en vez de decir que la CEE debe comenzar por ella, antes de la ampliación, señala que la «Comunidad deberá interrogarse sobre las consecuencias que tendrá una nueva ampliación para asegurar un funcionamiento eficaz de sus instituciones.» 5) «Esta posición leal y honesta será la de Francia», concluye la declaración del primer inquilino del Elíseo justificando la frialdad y la cruda realidad de su contenido.
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