Todavía, sin resultados completos de las elecciones

Tres semanas después de celebradas las elecciones a Cortes del 15 de junio, continúan sin conocerse los resultados completos de dichos comicios. Primero fueron los inexplicables retrasos; después, las estimaciones de escaños, sin que hubiera todavía datos sobre votos; por fin, los resultados definitivos en escaños, tanto en cifras absolutas como en porcentajes. ¿Y las cifras completas de votos? Cambia el Gobierno, están a punto de inaugurarse las nuevas Cortes y continúan sin conocerse, los resultados de estas élecciones.El número y calidad de las anécdotas poselectorales demuestran las frágiles bases en las que está apoyada la décima potencia industrial del mundo. En primer lugar, nadie se ocupó de instruir a los miembros de las mesas electo rales sobre lo que tenían que hacer; consecuencia de ello ha sido la anulación de cierto número de actas en todo el país. Después, el aparato de la Administración,del Estado se ve obligado a recurrir a los interventores de los partidos políticos para reconstruir los resultados de algunas votaciones. Finalmente, pasan los días y llueven los recursos sobre cuestiones relacionadas, todavía, con el escrutinio de votos.

Los ciudadanos tienen, una vez más, motivos para desconfiar. Así, los habitantes de Madrid tuvieron la impresión de que la Unión de Centro aventajaba considerablemente al PSOE, seguida de una segunda impresion, según la cual estaban casi empatados, con ligera ventaja de Suárez; y ahora llega la tercera, que asegura que el PSOE ha ganado. Y curiosamente, el que reclama esto último no es el PSOE, sino el PCE.

Podría ocurrir que el hilo conductor de tantas confusiones tuviera razones puramente técnicas, y aquí todo depende de la credulidad de los ciudadanos. Si la avería de un interruptor en Valladolid puede dejar sin luz a casi toda España, es perfectamente creíble que los ordenadores el ectrónicos de la Administración necesiten mucho tiempo para terminar su trabajo. Pero también podría suceder que se hayan producido retenciones de datos. Así, mientras la Administración tardó varios días en dar a conocer los datos relativos a Guipúzcoa, por ejemplo, una empresa de informática de dicha provincia, contratada por varios partidos políticos, los tenía prácticamente completos en la madrugada siguiente a la jornada electoral.

Las comparaciones internacionales no ayudan gran cosa a restablecer el prestigio de los organizadores de estos comicios. Unas horas bastaron para conocer los resultados de las elecciones alemanas, en octubre de 1976; claro que la RFA es un país muy avanzado. Dos días fueron suficientes para conocer los resultados completos de las elecciones irlandesas de junio de 1977; claro que Irlanda, aunque pequeña, es un país de la CEE. ¿Queda el consuelo de Portugal? Tampoco: en las primeras elecciones después del 25 de abril bastaron cuatro días; claro que el recuento se hizo a mano, este país no está en la CEE y, en general, se supone que tienen medios muy inferiores a los españoles.

Nosotros nos conformamos con tener las elecciones más democráticas, estéticas y tranquilas del mundo; pero sin resultados finales. La Junta Electoral Central no se considera obligada a facilitar más datos que los relativos a escaños, mientras el ex Ministerio de la Gobernación -actual del Interior- ha indicado que piensa ofrecer los datos completos algún día. Puesto que la historia desconoce todavía cuáles fueron los resultados definitivos de las elecciones de febrero de 1936, alguien debe considerar que no hay ninguna prisa en dar a conocer los de junio de 1977.