Una extraña Semana de Cine Francés
Tal como nos temíamos, la VI Semana de Cine Francés en España va camino de quedarse en Providence y poco más. En una sala vacía a medias van transcurriendo fatigosamente las jornadas en las que los espectadores se preguntan qué función cumplen títulos como Le diable dans la boite o A nous les petiles anglaises, cuya exhibición coincide curiosamente con su estreno comercial en otra sala.Le diable dans la boite podría haber sido un buen filme, a partir de un tema bastante actual, el desempleo. No se nos da a nivel proletario sino en un medio pequeño burgués, tal como corresponde a los empleados de una empresa importante. Visto el conflicto desde el lado del humor, ni los protagonistas, ni el director, que no parece dotado para hazañas tales, consiguen ofrecernos un solo instante original o divertido. Secuencias como la del seminario para directivos o la visita del ministro de color pasan con más pena que gloria en tanto el filme se arrastra a lo largo de tópicos manidos.
En A nous les petites anglaises apunta al menos un aire melancólico al evocar la época ya lejana de los años sesenta, aquella misma en la que la nueva ola animaba las pantallas francesas con filmes bien distintos por cierto a los de ahora. Pues a la vista de los aquí proyectados, el espectador se pregunta si es este el rostro del verdadero cine francés actual o sólo el que sus mentores desean mostrar fuera.
Por lo visto en el último festival de Cannes se diría que hoy no pasa por su mejor momento pero de todas formas Cousin, cousine, exhibida en San Sebastián, anunciada aquí y retirada luego, puede considerarse como una comedia humana e ingeniosa, en torno a un amor extraconyugal aceptado por las familias respectivas, mucho más lograda que el resto del programa inicial, salvo Providence, claro está, y de mucho más interés para el público, como viene a demostrarlo su reciente éxito en América.
Extraños títulos y extraña semana esta. Quizá después de todo aquellas otras tradicionales, organizadas por las cinematografías extranjeras, carezcan de sentido hoy, incluso de interés, cuando las nacionales proliferan por toda la Península. Buen ejemplo de ello resulta la IX edición de la Muestra Cinematográfica del Mediterráneo que el próximo día 1 dará comienzo en Cádiz.
En ella se incluye la dedicada al cine soviético, primera en España que abarca desde el año 36 al 77. La selección, donde no faltan los títulos clásicos, se completa con una exposición y buen número de cortometrajes. La segunda, incluida también en dicho certamen, sumará filmes de Cuba, Argentina, México, Chile y España y la Antología de Cine Contemporáneo, once títulos de diversas nacionalidades.
Y es que también en el cine, ya se trate de industria o arte, no renovarse supone si no morir, anquilosarse. En tal sentido, una semana frente a otra, viene a dar pie a jugosas consideraciones en torno al posible interés y oportunidad de tales empresas culturales y en lo que se refiere a entidades organizadoras, a su necesidad o eficacia, tal como se hallan en la actualidad constituidas.
Babelia
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