Homenaje a Dionisio Ridruejo en la Biblioteca Nacional
«Dionisio Ridruejo fue, en primer lugar, un luchador denodado por España, en todos los años de su vida, en una dirección disculpablemente equivocada al principio, pero con un saldo impecable y positivo su vida para luchar incansable porla verdadyporun nuevo futuro para España.» Esto dijo Dámaso Alonso a EL PAIS momentos antes de que comenzara la velada literaria de homenaje a Dionisio R¡druejo, en la Biblioteca Nacional, el pasado 22 de junio.Con la pequeña sala de la Fonoteca, en la parte modernizada de la Biblioteca, atestida de público, este segundo acto en recuerdo de Ridruejo, en el segundo aniversario de su muerte, reunió en la mesa, bajo la presidencia de Dámaso Alonso, a Carmen Díez de Rivera, Luis Rosales, Félix Grande, Domingo García Sabell y Dámaso Alonso. Gerardo Díego envió una corta comunicación escrita y, en cambio, fuera, de programa, intervino Julián Marías, que, acercando más si cabe el tono amistoso y cordial del acto, recordó en Ridruejo al compañero y al pensador de talante respetuoso y siempre preocupado por la búsqueda de la verdad.
Carmen Díez de Rivera, que de alguna manera era el orador estrella del acto, habló del Ridruejo humano y del Ridruejo político, al que calificó como un verdadero socialdemócrata. De alguna manera, Dionisio Ridruejo pasa por ser la conciencia: de los liberales y socialistas moderados españoles: Carmen Díez de Rivera puso el acento de su análisis en su humanidad y esa honestidad que le apartó de todo oportunismo.
Aunque el hombre público que era Dionisio Ridruejo estuvo presente durante todo el acto, Dámaso Alonso -que se refirió a él como «perseguido implacablemente por el odio pólítico»- habló de sus casimemorias y también, «de las memorias poéticas que nos ha dejado». En su análisis, y en todos los que le siguieron -especialmente en el de Félix Grande y Luis Rosales- los críticos y escritores se empeñaron en sacar a la luz la personalidad humana por su poesía. Irremediablemente, dado que tanto los que hablaban como los que escuchaban estaban entre los amigos de Ridruejo, el acto fue más un recuerdo de la persona, y una especie de añoranza nunca expresada de su presencia en estos momentos de España, que un análisis propiamente literario de su producción poética. Así, Dámaso Alonso diría-, refiriéndose a su poesía, que es «un registro nuevamente variado de todo lo que quedó en su retina y dejó huella en su corazón en sus muchas peregrinaciones».
En otra sala de la Biblioteca Nacional, a donde muchos de los que intentaron estar presentes en el acto de la Fonoteca se fueron acercando, se: exhiben fotografías y textos de Dionisio Ridruejo, en una especie de- recordatorio plástico, a la que alguna vez se hizo alusión en el acto. Esta exposición -que de algún modo, y no precisamente lateral, es un testimonio de muchos años de vida española- permanecerá abierta hasta el día 27, para el 28, fecha de la muerte de Ridruejo, terminar el homenaje con el responso en el cementerio del Este, de Madrid. Allí, José Luis Cano dirá su Recuerdo del poeta amigo. Hay que añadir que en la figura de Dionisio Ridruejo se han encontrado toda una generación de españoles de muy distintos credos. Tal era el talante de los muchos asistentes del miércoles, entre los que se encontraban, desde hombres de la derecha, a simpatizantes del Partido Comunista, pasando por socialdemócratas de Centro Democrático. Uno de ellos, que fuera candidato en las últimas elecciones generales, diría, resumiendo: «El que estemos aquí gente tan distinta significa que en España empiezan a importar más las personas que otras cosas. Y eso es importante.»
Babelia
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