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Giscard expone a Brejnev las principales condiciones para la distensión

«Respeto a los derechos humanos, moderación en la rivalidad ideológica, no injerencia en los asuntos internos y extensión del respeto a la soberanía nacional, a todas las regiones del mundo», son las cuatro condiciones que expuso ayer el presidente francés, Valery Giscard d'Estaing, a su homólogo soviético, Leonidas Brejnev, al tratar de la «distensión», tema central, al margen del económico, de la cumbre Francia-URSS, que terminará hoy.

La visita oficial del número uno de Moscú, fastuosa en el plano oficial, siguió desarrollándose ayer en un clima público de indiferencia, o incluso de reacciones desfavorables.En sus conversaciones ayer y anteayer, el señor Brejnev y el presidente francés profundizaron en las cuestiones de la distensión y de la no proliferación nuclear.

El líder soviético insistió en la necesidad «de nuevas medidas para reforzar la distensión, que pasa por un momento no fácil». Estas «nuevas medidas» deben centrarse, a juicio del jefe de Estado de la URSS, en la no proliferación nuclear y en el desarme.

Brejnev subrayó sus intenciones pacíficas, afirmando que «la URSS jamás levantará la espada contra otro Estado u otro pueblo», y definió la política militar de su país como «una política sólo defensiva».

Sin embargo, según fuentes francesas, en los documentos que firmarán esta mañana los dos jefes de Estado, no se estimaba probable que Francia renuncie a su abstención en las negociaciones sobre la reducción de armas y tropas en Europa, que se celebran en Viena, ni que respalde la proposición de los países del Pacto de Varsovia, relativa a «no emplear el primero el arma atómica».

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Documentos sobre la distensión y la no proliferación

Lo dicho no sería obstáculo para que hoy suscriban un texto sobre la no proliferación y otro sobre la distensión, como anexos de una declaración general franco-soviética que abordará los problemas internacionales y bilaterales.

Aunque los documentos políticos se presten más para la creación literaria, en los medios económicos a lo que realmente se le concede importancia, en relación con esta visita, es a la cooperación industrial y comercial. Este asunto será objeto de un texto especial que asentará las bases para que los intercambios entre los dos países se tripliquen en el plazo de los dos próximos años. Francia, para ello, le concederá nuevos créditos a la URSS.

En el plano político-diplomático, el señor Brejnev ha sido «mimado» con lujo de detalles, entre los que no faltaron los dos coches deportivos que le regaló Giscard d'Estaing para satisfacer su afición por el automovilismo.

Cara al público, su estancia en París ha destacado por las múltiples e impresionantes medidas de seguridad que han movilizado a la policía desde que en el aeropuerto de Orly, anteayer, se alertó sobre la posibilidad de un atentado.

Paul Sartre, y varios intelectuales franceses de extrema izquierda, en el teatro Recamier, celebraron una recepción de honor de los disidentes soviéticos con la asistencia de los más célebres, entre ellos, Pliutch, AmaIrik y Bukovski.

El «ballet» político-protocolario que se observa en París desde la llegada del secretario general del PC soviético también está revelando la dimensión «interior» de este desplazamiento diplomático que el presidente Giscard d'Estaing intentará acreditar, junto con los acuerdos oficiales, en el haber de su gestión. Los comunistas, que en 1971 convocaron a sus militantes para que aclamasen a Brejnev en los Campos Elíseos, en esta ocasión se inhiben.

Por el contrario, el vilipendiador número uno del colectivismo, Jacques Chirac, ha, insistido en que el huésped de Giscard visitase ayer su «casa», el Hotel de Ville (Ayuntamiento). En el programa oficial, establecido por el Eliseo, no figuraba esta visita. El señor Chirac dijo entonces al embajador soviético en París: «En ese caso, no iré a la comida ofrecida por Brejnev en su embajada». Por fin, el líder soviético pidió al presidente, en cuanto llegó a Orly, el lunes último, que se rectificara el protocolo en favor de los deseos de Chirac.

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