Washington escucha a la oposición chilena en el exilio
Dos destacados líderes de la oposición democrática chilena fueron recibidos esta semana en Washington por altos funcionarios de la Administración Carter, en un gesto que revela un importante cambio en la política latinoamericana de Estados Unidos y que podría tener consecuencias políticas en Chile.
El ex presidente Eduardo Frei, cuyo partido democristiano está declarado fuera de la ley por la dictadura militar chilena, se entrevistó el pasado miércoles con el vicepresidente norteamericano, Walter Mondale, y con el consejero del presidente para Asuntos de Seguridad Nacional, Zbigniew Brzezinski. Dos días después, Clodomiro Almeyda, ex ministro de Asuntos Exteriores y líder del Partido Socialista Chileno, que vive exiliado en la República Democrática Alemana, era recibido por el subsecretario de Estado norteamericano, Warren Christopher.Según fuentes cercanas a Eduardo Frei, éste trató con Mondale sobre: la situación de los derechos humanos en Chile, el momento actual de Latinoamérica y el derecho de los pueblos latinoamericanos a la autodeterminación. Por su parte, Clodomiro Almeyda, que es en la actualidad el dirigente más importante de la Unidad Popular en el exilio, manifestó su confianza después de la entrevista en que Washington suspenda toda ayuda a la dictadura de Pinochet y contribuya a la restauración de la. democracia. Cuando se le preguntó si estaba pidiendo una nueva intervención norteamericana en Chile, Almeyda respondió diciendo que «no queremos otro golpe», y que «pueden utilizarse otros medios» para acabar con la Junta Militar que gobierna Chile desde el derrocamiento del régimen constitucional de Salvador Allende,
La decisión de recibir a los dos dirigentes de la oposición democrática chilena habría sido tomada por la Casa Blanca y en oposición a la opinión de algunos sectores del Departamento de Estado, contrarios a estas visitas, según manifestaron fuentes dignas de crédito. Un portavoz del Departamento de Estado, Hodding Carter, reconoció ayer que existían «diferentes opiniones» dentro del Ministerio sobre estos contactos.
La explicación oficial del Departamento de Estado fue que «creemos de utilidad oír sus puntos de vista sobre la situación en esa parte del mundo». El portavoz negó que las entrevistas con Frei y Almeyda, o la de la semana anterior, en que el cardenal Silva Enríquez fue recibido por una ayudante de Carter, significaran un «mensaje» de la Administración Carter a la Junta chilena y aseguró que «no estamos intentando decir nada a nadie».
En los medios de exiliados chilenos reinaba el optimismo y uno de ellos se mostró esperanzado respecto a la nueva política exterior de Jimmy Carter que, dijo, podría contribuir a la «restauración de la libertad y la democracia» en Chile. La embajada de Pinochet en Washington no comentó sobre las audiencias, ni por el momento se había producido tampoco reacción oficial en Santiago. La esposa del presidente norteamericano, Rosalynn Carter, inicia mañana una gira por siete países latinoamericanos -tres de ellos gobernados por regímenes militares-, pero no visitará Chile.
Según fuentes del exilio chileno, la oposición democrática a Pinochet se encuentra ahora más unida y organizada que nunca. La Unidad Popular que gobernó con Allende y el sector de izquierdas de la Democracia Cristiana actúan unidos y creen que la retirada del apoyo de Washington puede contribuir al fin de la Junta Militar.
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