Cuando Las Ventas guarda silencio
La plaza de Las Ventas registró el primer lleno de la feria. La plaza de Las Ventas, también por primera vez, guardó un silencio sepuleral en determinados momentos. Y es que cuando un torero se dispone a hacer faena, se le anima con el silencio, con la entrega de una emoción contenida que se acaba con el primer pase y el primer ¡olé!Los tres diestros de la corrida de la expectación tuvieron ayer el público a su favor. Camino lo predispuso con mando y temple en la muleta, hasta que el toro le enganchó. En la enfermería se vivieron momentos de incertidumbre. «Es que es muy honrado. El toro aún no estaba listo para la faena», decía un partidario. Salió un peón y llevó la tranquilidad: «El maestro está de pie. Va a salir al ruedo.»
Hasta que Camino no defraudó en el cuarto a ciertos sectores de la plaza, el público estaba entregado a los toreros esperando el faenón del de Camas. Teruel sacó buen provecho de ello y fue profeta en su tierra. Luego el apoderado nos diría: «Angel no se ha ido satisfecho. El puede hacer más y quiere demostrarlo.» El empalagoso ma,drileño, en ciertos momentos quiere volverse un torero serio. «Las orejas quiere ganarlas con la muleta, no con las banderillas. Por eso no banderilleó al quinto, además, claro está, de que el toro echaba la cara arriba y no facilitaba el lucímíento.»
Fue José Mari Manzanares el que en el sexto hizo olvidar a Camino. El público conoce lo que puede dar de sí, pero no gustó mucho que Paco Camino intentara el lucimiento con el capote en sus toros. En el tercero puso a la gente en pie con las chicuelínas; en el sexto intentó repetir por verónicas. «iA lucirte en tus toros!» El público se entregó a Manzanares, que cortó el primer doble trofeo de la feria. Los toros de Baltasar Ibán, por fin, calentaron este serial, que aún seguía recordando a Andrés Vázquez. Y de su actuación hacia ya cinco días.
Babelia
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