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Entrevista:

"La revolución china es irreversible"

Entrevista con el ensayista K. S. Karol

K. S. Karol es uno de los periodistas mejor informados del mundo en cuestiones comunistas. Estuvo en China antes de la revolución cultural y escribió por entonces un libro sobre los problemas de la experiencia china: La China de Mao: otro comunismo, que aparecerá en España a finales de mayo. Era el año 1965. Karol pasó cuatro meses allí llegando a entablar gran amistad con los dirigentes chinos. Fueron éstos quienes le facilitaron su investigación sobre el proceso en marcha.Karol pasó por Madrid y aseguró en EL PAIS que le interesa el socialismo y que por eso quiso ver qué es lo que sucede en China y cuáles son esos problemas que se plantean en los procesos revolucionarios y que tienen un valor universal.

«La revolución china es uno de los fenómenos más grandes de este siglo -asegura K. S. Karol- Primero, porque es un intento de transformar un país subdesarrollado en un país moderno sin pasar por un modelo de industrialización clásico, como han hecho los rusos. En consecuencia con esta transición, los chinos han planteado numerosos problemas sobre qué es el socialismo: división social del trabajo, diferenciación entre el trabajo manual y el intelectual, diferenciación entre campo y ciudad... Estos problemas que los chinos han tratado a fondo tienen repercusión en todos los problemas de la vida: escuela, universidad...»

Según el especialista francés, estos problemas no han sido tocados a fondo en otros procesos revolucionarios del mundo. En la Unión Soviética, por ejemplo, primero se pensó en industrializar y después en hacer los cambios. Por eso la revolución china se convierte en especialmente atractiva. «Es una revolución que nos interesa más que la soviética porque el problema no es tan simple como aumentar el desarrollo.» Esta idea de la revolución entendida en su complejidad de cambio en profundidad de estructura social es resumida por el investigador: «El enemigo no es un sistema de propiedad sino el modo de producción. Los chinos en realidad han hecho un regreso a Marx.»

La explicación de un hecho revolucionario como es el chino está en relación con el proceso mismo de esa revolución: «El Partido Comunista de Mao tenía una sorprendente unidad y capacidad de discusión interna. Es importante señalar que el movimiento revolucionario chino ha sido llevado por el mismo grupo dirigente. La revolución no ha encerrado a sus primeros dirigentes. Mientras la revolución soviética se comía a sus hijos, en China los dirigentes han sido las mismas personas hasta la revolución cultural.

«Algunos datos permiten un relativo optimismo enla situación actual -afirma Karol-, puesto que no ha habido des-maoización en China. Hay un problema que radica en que el nuevo tipo de poder que se establece niega la dialéctica gobernantes-gobernados. Pero no se va a desmontar el sistema de vida establecido en la organización de las comunas populares, fábricas, escuelas... La situación actual no supone que se vaya a pasar al modelo soviético.»

Situación optimista.

La razón de este optimismo es para K. S. Karol la realidad de lo ya logrado en la revolución china. China es un milagro económico. Hay ya una tradición en el movimiento comunista chino. Y una tradición de realidades más conseguidas que en la experiencia soviética: «Se han tomado lecciones del fracaso soviético. La industrialización soviética ni funciona ni es socialista. Hay en ella un elemento dogmático, anticientífico. Y no puede haber un socialismo que no se interese por la relación entre los hombres, por la supresión de las separaciones sociales. No; lo logrado en la revolución china no se va a perder. »La razón primordial por la que no va a haber regresión en la situación revolucionaria de China es, según K. S. Karol, el hecho de que la dialéctica interna va a reproducirse. «La banda de Shangai -prosigue Karol- lucha contra la nueva burguesía dentro del partido. Existe también una línea derechista frente a la izquierda que representan los de Shangai, Ten Chao-pin. Entre ellas, Hua Ku-feng es un hombre de centro. Pero lo significativo es que no existe un ala en la izquierda ni en la derecha ni en el centro que propugne la línea soviética.»

Babelia

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