"El Este debe participar en el nuevo orden económico"
El presidente francés Valery Giscard d'Estaing sólo se incorporará hoy a la cumbre londinense, por estimar improcedente la presencia, en la cena ofrecida ayer por James Callaghan, de un representante de la Comunidad Económica Europea (CEE) al mismo nivel que el resto de los jefes de Estado y de Gobierno presentes en la capital británica.Tras las declaraciones a la prensa de los señores Carter y Callaghan, realizadas días pasados, a cerca de la importancia de la cumbre londinense, Giscard ha concedido una entrevista al vespertino Le Monde, en la que afirma que las naciones industrializadas deben extraer las consecuencias de los cambios de estructuras registrados en sus relaciones, sobre todo a partir del encarecimiento de la energía.
Entre las afirmaciones más ¡niportantes del presidente francés se encuentra la de que es preciso y fundamental incluir a los países del Este en la discusión del nuevo orden económico mundial.
Giscard combate el fantasma del proteccionismo, arguyendo que seria caer en el mismo error que en 1930, e insiste en que Europa debe organizar su política económifa con más cuidado, exactamente cómo cualquier otra zona comercial del mundo, ya que la «CEE -son sus palabras- es el primer país comercial del mundo».
Acerca del problema de la «no proliferación nuclear», el presidente francés, que lleva en la manga a Londres el as del descubrimiento tecnológico francés, que se discute en Saizburgo, el cual permitiría fabricar a bajo costo uranio «pacífico», es decir, enriquecido, a tan bajos niveles que no permitiese su utilización militar, reafirma la voluntad de Francia de conservar la independencia en este terreno, aun situándose del lado del presidente Carter en el combate contra la proliferación.
Giscard, tras quitar hierro al contencioso que opone a Francia y Argelia en los últimos días, tras él ataque polisario a Mauritania, también confirma la visita de Brejnev a Francia, prevista para la segunda semana de junio, poco antes de la conferencia de Belgrado. El presidente le concede una gran importancia, precisamente en el contexto de los temas de la proliferación nuclear y la política de distensión, y confía en establecer importantes acuerdos entre Francia y la Unión Soviética, en los terrenos de la cooperación política y económica, sugiriendo, a la vez que calla, asuntos de suma importancia política.
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