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Aclarada la muerte de una súbdita chilena

Tres días después de la muerte de la súbdita chilena Nora Gatita,de 42 años, se han aclarado, al parecer, las causas que rodearon su fallecimiento y que en un principio se atribuyeron a los numerosos golpes recibidos en el transcurso de una paliza. Según informó la policía, después de que se supiera el resultado de la autopsia, estas causas se debieron, principalmente, a un cirrosis, que pudo ser agudizada por los golpes que la fallecida recibía con ocasión de las relaciones sexuales que mantenía con Basilio Manuel Diéguez, de cincuenta años, detenido horas después de que la súbdita chilena fuera interesada cadáver en el Hospital Provincial Francisco Franco.Según la declaración del señor Diéguez, español, casado y al parecer, separado de su familia, él no había tenido ninguna intervención en la muerte de la mujer, a la que había presentado como su esposa en una pensión de la calle Magdalena, 20. Ante los testimonios recogidos y varias comprobaciones hechas por los miembros del Grupo tercero, perteneciente a la Primera Brigada Regional de Investigación, el detenido confesó posteriormente que los hematomas que la súbdita chilena tenía se los había producido él, a requerimiento de la mujer, que era hipersexual. La ninfomanía, unida a la enfermedad acentuada por las grandes cantidades de alcohol que ambos bebían y los golpes recibidos, fueron las razones del fallecimiento.

Aclarado el motivo de la muerte, Basilio Manuel Diéguez fue puesto a disposición de la autoridad judicial. Según informó la policía, el detenido tenía antecedentes como delincuente habitual.

La policía salvó a un suicida

Tres minutos antes de la medianoche del domingo, en la sala de avisos del 091, se recibió una angustiosa llamada en la que un hombre informó que acababa de tomar amoniaco, dos tubos de comprimidos y gran cantidad de vino, con intención de suicidarse, ya que debía gran cantidad de dinero.A pesar de las reiteradas preguntas sobre su identidad y domicilio, el comunicante sólo dio el nombre de una calle y un número irreal. Instantes después se oyó un fuerte golpe como si hubiera caído al suelo.

Gracias a que el teléfono quedó descolgado, la emisora central y seis coches patrulla consiguieron localizar el domicilio, sito en una céntrica calle, así como el piso, en donde no parecía haber nadie a pesar de oirse música en el interior.

Forzada la puerta, fue encontrado un joven de treinta años en la cocina, sentado de bruces sobre una mesa y con todas las llaves de gas abiertas. Asimismo había dos tubos de un medicamento, un vaso con restos de un líquido blanco y un transistor en funcionamiento.

Los funcionarios de orden público trasladaron urgentemente al joven a un centro médico, donde se le atendió de «estado comatoso de etiología desconocida. Muy grave».

Posteriormente se supo que el presunto suicida era súbdito colombiano y vivía solo.

Durante la mañana de ayer se informó asimismo que la gravedad del joven había remitido, por lo que se esperaba salvar su vida.

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