Washington estrecha el cerco económico a las dictaduras
Un nuevo e importante paso en la política exterior de defensa de los derechos humanos emprendida por la Administración Carter será dado próximamente, según se anunció ayer. Norteamérica negará en el futuro su apoyo en las instituciones económicas y financieras internacionales a aquellos regímenes en los que se hayan denunciado violaciones sistemáticas de los derechos básicos de la persona.Una enmienda a la vigente ley de ayuda exterior norteamericana fue propuesta por el representante Henry Reuss, demócrata por Winsconsin, y parece contar con el respaldo suficiente para ser aprobada por el poder legislativo. Por su parte, la Administración Carter apoya también esta reforma de la ley, según anunció ante el Senado el secretario de Estado, Cyrus Vance.
En esencia, la enmienda propone que Estados Unidos utilice «su voz y su voto» en las organizaciones económicas internacionales para impedir la concesión de préstamos y ayudas a aquellas naciones con regímenes represivos.
Hasta el momento, el único control del Congreso relacionado con los derechos humanos se ejerce sobre la ayuda militar exterior norteamericana. Recientemente, Washington anunció su intención de recortar dicha ayuda a Etiopía, Uruguay y Argentina, a causa de las violaciones de las libertades básicas denunciadas en esos países. La ayuda militar a Chile fue suspendida anteriormente por los mismos motivos.
Sin embargo, ello no impidió que Estados Unidos votara favorablemente en el Banco Mundial para la concesión de un empréstito a la dictadura militar chilena.
El Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Club de París y el Banco para la Reconstrucción y el Desarrollo son, entre otras, algunas de las instituciones económicas que, resaltando su carácter «apolítico», han concedido préstamos y ayudas a regímenes dictatoriales, con el visto bueno y el voto favorable de Norteamérica.
Evidentemente, si la «cruzada» de Jimmy Carter en pro del respeto a los derechos humanos quiere ser efectiva, y si su fin inmediato es presionar sobre los Gobiernos represivos para que éstos cesen en sus violaciones de las libertades básicas, Washington deberá abandonar este curioso doble nivel de comportamiento seguido hasta ahora.
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