La Boeing supera a la Lockheed en sobornos
Por lo menos dieciocho «altos funcionarios» de países extranjeros recibieron pagos ilegales de la compañía aeronáutica norteamericana Boeing en los últimos años, se asegura en Washington. La cifra invertida por esta empresa en tan eficaz fórmula de potenciar sus ventas de aviones sería más de tres veces superior a la repartida por su rival, la Lockheed, según los primeros resultados conocidas de las investigaciones que lleva a cabo el Gobierno federal.
Sin embargo, las autoridades norteamericanas no parecen dispuestas a que el escándalo Lockheed, que puso en peligro la estabilidad de algunos Gobiernos aliados de Washington, se repita. Por ello, los nombres de los presuntos implicados en los sobornos se mantendrán en secreto, según pidió la compañía Boeing y fue aceptado por la agencia federal encargada de la investigación. Y esta decisión está comenzando a provocar protestas en algunos sectores de la opinión pública estadounidense, que no entienden por qué debe aplicarse un rasero de justicia diferente en cada caso.A principios de este mes, la Securities and Exchange Commission, una agencia independiente del Gobierno, que investigó en su día el caso Lockheed, y que ahora está encargada de lo que puede ser el caso Boeing, pidió a esta última compañía, mediante citación judicial, que revelara los nombres de aquellas personas que habían recibido pagos ilegales, a lo que la Boeing respondió que lo haría, con la condición de que se mantuviesen en secreto.
Un juez federal del distrito de Columbia desestimó esta petición de la compañía aeronáutica, habida cuenta de que en un caso similar anterior -el de la Lockheed- se había hecho pública una lista parcial de los implicados y existe una orden judicial para que esta empresa revele la lista completa en un futuro próximo.
Sin embargo, la Boeing presentó recurso ante una corte de apelación y ésta falló favorablemente, anulando la decisión del tribunal inferior. Los nombres debían ser mantenidos en secreto.
Por su parte, el Departamento de Estado apoyó esta medida, arguyendo que, dado que los dieciocho o más consultantes de la Boeing en Gobiernos extranjeros eran altos funcionarios de los mismos, o personas «estrechamente vinculadas» a ellos, la revelación de la lista de implicados podría dañar las relaciones de Estados Unidos con un número no determinado de países que compraron reactores fabricados por la compañía aeronáutica.
No se descarta, sin embargo, y así lo dejó entender la Securities and Exchange Commission, que algunos nombres -presumiblemente los de menor posición política- puedan ser hechos públicos en el futuro, previo acuerdo con la compañía y, se supone, con el visto bueno del Departamento de Estado.
La cifra global empleada por la Boeing para el pago de comisiones ilegales para conseguir ventas en países extranjeros sería, según informaciones no desmentidas ni confirmadas oficialmente, de 77 millones de dólares (más de 5.000 millones de pesetas); es decir, más del triple de los veinticinco millones de dólares que repartió la empresa Lockheed.
La investigación que desarrolla actualmente la Securities and Exchange Commission no afecta sólo a los pagos recibidos presuntamente por esos dieciocho funcionarios extranjeros, sino también a las operaciones realizadas entre la Boeing y casi cincuenta compañías aéreas de todo el mundo, entre las que se cuenta la española Iberia, que compró 32 reactores comerciales a la Boeing hace unos años.
El problema de los pagos ilegales de compañías norteamericanas a «agentes» en el extranjero no ha hecho más que comenzar.
Treinta y cinco miembros de la Cámara de Representantes presentaron hace unos días un proyecto de ley antisobornos en el Congreso, arguyendo, principalmente, que la práctica de tales métodos dañaba el prestigio internacional de Estados Unidos, y creaba inestabilidad en los Gobiernos de países amigos.
Por otra parte, existen recientes informes de que la eliminación de las prácticas ilícitas no ha dañado de forma importante los negocios de las grandes corporaciones americanas en el extranjera.
Para muchos norteamericanos no tiene sentido el que se hayan revelado los pagos ilegales de la CIA al rey Hussein de Jordania, y a otros líderes políticos extranjeros, y que se pretenda encubrir ahora a los destinatarios de un dinero que, al fin y al cabo, procede de una corporación de carácter privado, y no del propio Gobierno.
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