Nuevo centro de estudios teatrales

Algo se mueve el medio teatral madrileño. A la presencia del Living Theatre en un local comercial hay que añadir la visita de las gentes de Roy Hart, viejas amigas ya de nuestros medios, que han presentado, en el Colegio Mayor Aujá, su versión de La tempestad, de Shakespeare. Se anuncia la visita del Young Vic. Y ha pasado con brevedad Elmar Gehler, el gran mimo irónico alemán, cuya gran aportación, además de su calidad personal, es la sincronización en vivo, directa y visible, de los sonidos y la música.A estas presencias corresponde un nuevo intento de replantear algunas de las enseñanzas. Así, un grupo de profesionales latinoamericanos, reforzado con el nombre de José Luis Gómez, ha abierto el jueves un Centro de Estudios Teatrales que se propone contribuir a la formación de actores según los principios del famoso método de Stanislavsky. El Centro proyecta organizar cursos y seminarios sobre la problemática concreta de la interpretación y sobre la general del teatro. El principio básico de los profesionales que forman el Centro es la formación integral de actores.

Todo ello representa un relevo o al menos una suplencia de algunos canales tradicionales de la actividad teatral. La especialización del Alfil y la superación de los problemas de la Sala Cadarso están configurando un público nuevo que demanda, a su vez, nuevos enfoques, nuevas propuestas de nuestra vida dramática. Sólo una cosa es de desear: que no se pierda el rigor. Las concepciones manizalescas y, en general, tercermundistas están fuera de nuestro mundo. Las imágenes de un teatro popular, crítico, experimental o comprometido no tienen porqué limitarse a intenciones de técnica inmadura. Sería un grave peligro, que a veces aflora en muchas creaciones voluntariosas y torpes. Este es un país de buena tradición teatral. Un país, además, europeo. No bajemos la guardia.